Anti-runners. Lo leí hace un tiempo en un meme con la foto de una chica con expresión de chata: “A mí tampoco me importa cuántos KM corriste hoy”. Y para ser honesta, lo encontré bien chistoso, es que igual es cierto. A los que no corren qué les va a importar cuántos kilómetros hicimos, a qué ritmo, qué es un fartlek, ni mucho menos las calorías quemadas. Y está bien, a mi tampoco me interesan muchas de las cosas que veo mientras me paseo por Facebook e Instagram, y eso es lo entretenido de las redes sociales, ¿no? Echar una miradita a las vidas ajenas, similares o muy distintas a la nuestra.

Pero hay otros a los que derechamente les caemos mal. Los he visto cuando me miran feo si paso corriendo muy cerca de ellos por la vereda, el/la que pone cara de loco(a) cuando comentas lo temprano que te levantaste a entrenar, el infaltable comentario en un carrete “el running es pésimo para las rodillas”, “correr es muy agresivo para el cuerpo” o el/la atinado(a) que tras ver a alguien lesionado por el entrenamiento o una carrera, se tira un “te lo dije” ¡MALA-ONDA!

Es verdad que los corredores a veces podemos ser un poquito (o muy) intensos, y nos encanta hablar de running, pero esa no es razón para que les caigamos mal, al contrario, es nuestra pasión que se nos escapa, a veces bastante pasión. En todo caso, no están obligados a querernos ni a entendernos, pero tampoco a odiarnos, si no le hacemos daño a nadie rayando la papa con el running.

Pues bien, sépanlo anti-runners, no hay comentarios mala onda ni caras feas que nos haga parar ni bajar el ritmo. Así que ladies, a seguir disfrutando de esto que tantos nos gusta, y si se llegan a cruzar con un ‘runner hater’ por ahí, demuéstrenle con una sonrisa de oreja a oreja que de correr solo salen cosas buenas. Y sí, a veces nos vamos en volada, pero qué rico sumarle a la vida un poquito de sana intensidad, ¿no creen?