El bloqueador, el sudor y la exposición al sol obligan a una corredora a tener un especial cuidado con la limpieza de la piel. En mi caso, a eso le agregamos una piel grasa y un desorden hormonal que me tiene luchando contra los granos y espinillas pasadas las tres décadas. Estoy segura que esa es una preocupación de la mayoría de las mujeres.
Venía escuchado de Clarisonic hace bastante tiempo, mis amigas expertas en belleza- embajadoras ‘no oficiales’ de la marca- la recomendaban a ojos cerrados. A mi, en cambio, me parecía otro accesorio más con que llenar la repisa del baño y no confiaba en el efecto que podría tener en la piel. Hasta que la probé.
Desde la marca me invitaron a usar, por 1 mes, su modelo Mia 2. ¿Qué podía perder? Mi piel no podía estar peor después de un terremoto hormonal post 5 meses de preparación para Maratón de Buenos Aires. Acepté.
Al principio el movimiento me parecía tan suave que dudé de su capacidad de limpieza. El cabezal, aprendí después, no se mueve sino que genera 300 micro-oscilaciones por minuto que hacen un masaje ‘sónico’. Esos movimientos son los responsables de que la piel se desprenda de las impurezas y quede, según estudios, 6 veces más limpia que con un procedimiento manual.
Y era verdad. A los pocos días esas espinillas ‘interiores’ y que demoraban más de 1 semana en sanar ya no salían. Mi pera fue la más beneficiada, esas grasitas que aparecían durante la tarde dejaron de estar ahí y además mi piel se sentía más humectada que nunca. Por lo que leí, el uso prolongado también permite que las cremas que usamos post limpieza penetren más. Otra cosa buena de Mia 2, la batería me duró exactamente 1 mes, no se necesita estar constantemente cargándola.
Y cuando ya es hora de devolverla, creo que no puedo vivir sin una.