«Voy atrasado, elongo en la ducha no más» ¡Cuántas veces lo hemos escuchado! Así como los runners tenemos manías, mañas y cábalas, también hay espacio para las malas prácticas.
Sí, es cierto, seremos disciplinados, que cuidamos nuestra salud, nos levantamos los sábados AM a correr y salimos por unos kilómetros sin importar el clima, pero hay ciertas frases que delatan que también somos humanos.
La frase runner que va al banquillo de acusado esta vez es: “elongar en la ducha”. ¿Se puede, nos sirve?
Un entrenamiento tiene ciertas etapas que se deben cumplir o, por lo menos, hacer el intento. Hago un mea culpa y asumo que hay dos cosas que odio hacer: calentar y hacer ascensiones. Es más, lo asumo. Con el calentamiento me hago olímpicamente la loca, en el colegio ‘calentar’ era correr y me lo tomé muy en serio…hasta el día de hoy. Por otra parte, las ascensiones, no son lo mío.
Volviendo al acusado. La primera vez que lo escuché creí que era cierto, pero precisamente ayer le volví a preguntar al entrenador y dijo claramente que se trataba de un mito. “Es incómodo y nadie lo hace Sole”, fueron sus palabras.
Me arriesgo a decir que ante el “elongo en la ducha” nos encontramos con tres tipos de corredores. Los que por alguna razón extraña prefieren la ducha, porque siempre se tienen que ir a la hora de elongar. Los que lo usan como excusa para no hacerlo, un grave error, y los que aman la elongación ¿Es necesario elongar?
Asumo que más de alguna vez lo he dicho al irme del entrenamiento, pero jamás lo puse en práctica. Y si lo busco en Google, aparece un listado de la importancia de elongar, lo malo de no hacerlo y páginas especializadas en duchas.
No estirar después de correr es definitivamente el error que encabeza la lista de cosas que NO se hacen. Es clave para relajar los músculos y para estabilizar el sistema respiratorio. Básicamente son movimientos de descarga y que no nos quitarán más de algunos minutos.
Ante esto, algunos aseguran que realizar estiramientos en la ducha es el momento perfecto, ya que el cuerpo se encuentra más relajado, por lo que los músculos enfrentan de mejor manera la elongación. Además, aprovechamos de eliminar tensiones, y se activa la circulación. Y el agua caliente mantiene los músculos a buena temperatura, evitando la posibilidad de desgarros o algún tirón incómodo.
Sin embargo, aquellos que aprueban, practican e incentivan el “elongo en la ducha”, también advierten sobre el espacio reducido, y el especial cuidado que se debe tener al intentar ciertos estiramientos a la hora del baño. Y agregan que se deben hacer movimiento lentos y suaves.
Elongar o no elongar, no es la cuestión. Hay que hacerlo. Pero, podríamos decir que para elongar en la ducha y comer pescado, hay que tener mucho cuidado.