Suscríbete
Búsqueda

Lo que he aprendido corriendo embarazada

Correr embarazada implica desafíos. No tienes la misma energía, pesan los kilos extras y tienes que cuidarte en aspectos que antes simplemente dejabas al ‘rodaje’. Estás son las 5 cosas que he aprendido en estos 6 meses corriendo embarazada.

Todos opinan

No es suficiente con ser una corredora de años, ni que tu ginecóloga, entrenador y kinesióloga te hayan dado el OK para seguir corriendo…todos se sienten con el derecho a opinar si lo que estás haciendo está bien o no. ¡Incluso los que nunca han corrido ni a la esquina! En estos meses he tenido que dar mil explicaciones tanto a mis más cercanos como a gente que ni siquiera creo debería tomar en consideración, pero no me importa porque siento que es bueno para despejar el mito que estar embarazada NO es igual a estar ‘enferma’. Hay que contar hasta 3, respirar hondo y dar el discurso que ya tengo aprendido de memoria. Y sí: espero correr lo más que mis ganas y mi salud me lo permitan.

Llega el punto en que la ropa no entra

Pensé que no necesitaría cambiar mi clóset de entrenamiento durante mi embarazo, que simplemente sería suficiente con elegir poleras más holgadas o de frentón lucir mi panza con las más apretadas. Hoy, con 25 semanas, esa ilusión terminó. Para mi último entrenamiento mis calzas se rindieron o más bien, me atacaron. Tuve que parar porque, independiente de la posición en que las ubicara, era simplemente imposible seguir corriendo con ellas. Mi recomendación ( aunque nunca pensé lo diría): dejar las calzas técnicas y optar por las ‘patas de algodón’ y además comprar un sujetador de ‘panza’ ( yo lo compré en Medela) para controlar el rebote. ¿Y mis poleras técnicas? Ellas no me han fallado…hasta ahora.

Te cansas y cuesta más recuperar

Atrás quedaron los días de dos entrenamientos intensos seguidos, por ejemplo, un día de largo seguido por una serie en pista o una visita a la virgen del Cerro San Cristóbal. Ahora mis distancias largas son las que antes consideraba ‘calentamiento’, pero está bien. Entendí después de varias tardes de un sueño fulminante que mis entrenamientos AM debían reducirse a unos pocos kilómetros y que eso era suficiente. Forzarlo más -aunque no implicaría riesgo porque siempre sigo las indicaciones de mis doctora- sí me dejaría inhabilitada para otras tareas que necesito hacer durante el día.

Olvidarse de correr en ayunas

Acostumbrada a levantarme super AM para entrenar, siempre fui de las que corría en ayunas. Bueno o malo, era lo que se me daba mejor a mí. Ahora imposible. No solo porque así me lo recomendó mi doctora sino porque no podría salir de mi casa sin comer algo…llegaría a la esquina y de vuelta. Y como ahora valoro más cada entrenamiento me preocupo de ir con las energías necesarias para disfrutarlo: un vaso de agua o jugo + dátiles son mi solución.

Correr con ‘guata’ es mi orgullo

Ahora que ya estoy de frentón ‘embarazada’ ( quiero decir que se me nota mucho) las miradas en la calle se multiplicaron. Las personas ( y solo puedo hablar de Santiago, Chile) no están acostumbradas a vernos corriendo en este estado y naturalmente les sorprende. Siento que con solo pasearme en zapatillas por las calles me llena de orgullo porque creo puedo motivar a otras mujeres a incluir el deporte dentro de su rutina diaria lo que indudablemente se traduce en un embarazo mucho más saludable. Con el OK de sus ginecólogos correr se puede solo hay que atreverse.

por

Josefina, periodista, corredora aficionada y editora de Ladyrun.

Comentarios