Por Josefina (@ladyrunchile)
En dos meses más estaré corriendo mi primer maratón y cuando lo cuento la repuesta, del 99% de las personas, es: “ah tú estás loca”. Aunque dicen que ese es el mejor piropo para un corredor, cuándo realmente te cuestionas en qué condiciones llegarás a la meta más que un piropo, parece una sentencia que sólo fomenta el insoportable nerviosismo de principiante.
Sé que nadie me obligó, que sola asumí este desafío y que sola también decidí que preparar mi primer maratón en invierno era la mejor idea. No me gusta correr con calor, así que entrenar con frío me acomoda aunque no contaba con la lluvia ni con el hambre incontrolable que en esta temporada ninguna ensalada ni sopa de verduras puede satisfacer.
Justo ahora que tengo ganas de comer chocolate y carbohidratos, debo bajar mi porcentaje de grasa ( previa evaluación y plan nutricional) para correr lo más liviana posible. No es fácil y no porque coma mucho menos…sino porque, y quizás por primera vez en mi vida, estoy pensando en los alimentos en función de una meta que va más allá de lograr ese esquivo ‘peso ideal’.
Hace 3 años, cuando no era capaz de completar ni 500 metros corriendo, también me habría dicho loca. Hoy, aunque difícil, cumplir llegar meta no parece imposible y cuando aumenta la inseguridad me acuerdo de los consejos de mis amigos corredores, muchos maratonistas experimentados, que aunque me parece increíble… creen en mí. Aunque en verdad me haya convertido en una ‘loca que corre’ vuelvo a disfrutar la previa del desafío más grande de mi vida.
Columna publicada en www.zancada.com