No es un privilegio de competidores de elite ni una instancia de relajo para deportistas, estas terapias son una herramienta necesaria para restaurar los músculos después de una temporada de entrenamiento o competencia. Dos kinesiólogos expertos nos explican cómo, cuándo y por qué recurrir a ellos para prevenir lesiones.
Cuidamos nuestros pies, nuestra piel e incluso nuestro look cuando corremos, pero más allá de los momentos de calentamiento y elongación no le dedicamos mucha atención a lo que nos dicen nuestros músculos post entrenamiento o carrera. Si no hay dolor o molestia, todo bien y nos olvidamos. Pero cuando nos lesionamos…¡el mundo se nos viene encima!
Antes de que eso pase lo recomendado es generar una rutina de masajes deportivos que le permita a nuestros músculos siempre estar en óptimas condiciones. “Estos masajes están enfocados en restaurar al organismo ya sea después del entrenamiento (previo a la carrera) o luego de la carrera (vuelta al entrenamiento). La alta exigencia muscular puede derivar tanto en contracturas, microdesgarros o compensaciones que un masaje, realizado correctamente, puede atenuar”, asegura Hernán Plaza kinesiólogo y osteópata de clínica Medpro.
«El masaje deportivo tiene un fin mecánico fisiológico que busca eliminar los desechos del entrenamiento o la competencia acumulados posterior a estos procesos», asegura Cristián Pérez de KMP.
¿Cómo reconocer que necesitamos uno? Si incluso después de elongar y de darnos los tiempos de descanso necesarios seguimos sintiendo que no rendimos en nuestro entrenamiento, que los músculos nunca se recuperan completamente o si queda alguna molestia: necesitamos hacernos un masaje deportivo. “Depende de la carga pero lo recomendado es 1 vez al mes en ciclos de competencia o 2 veces al mes, pero si hay molestias persistentes se recomienda aumentar la frecuencia o incluirlos dentro de una pauta de terapia” explica el kinesiólogo de KMP, Cristián Pérez.
En la opinión del especialista de MedPro, los masajes deberían ser vistos como un complemento al rendimiento del deportista porque permiten, en otros cosas, disminuir la tensión muscular ; prevenir el desgaste de tendones y huesos; evitar la resistencia muscular de ejercitar con contracturas y en el caso de fatiga muscular o microdesgarros, ayuda a las fibras musculares a regresar a un estado óptimo antes de continuar con el siguiente bloque de entrenamiento. “La rutina de masajes debe ser organizada y coordinada de acuerdo al plan de entrenamiento que cada persona tenga, esto ayudará a entender qué tipo de masajes necesita el organismo, que puede variar desde un drenaje linfático, masaje de relajación, descontracturante, terapéutico o deportivo”, recalca Plaza.
¿Está bien que duelan? Según los especialistas consulados esto es prácticamente inevitable. Se necesita un estilo importante para distender la zona y regenerar tejidos. Por eso es importante realizarlo con profesionales capacitados.