Sabemos que la alimentación puede incrementar o limitar el rendimiento físico y por ende afectar nuestro estilo de vida. Una alimentación adecuada es importante durante todo el año y no hay una época más significativa que otra. Por eso lo primero es reconocer que nuestro objetivo es entrenar en óptimas condiciones para impactar positivamente fuerza, velocidad y resistencia.
Con eso en mente, les compartimos una guía de alimentación para antes y después del entrenamiento:
Antes de entrenar:
Nutrientes: daremos mayor énfasis a los carbohidratos, principalmente de lenta absorción (complejos) y que podemos combinar con los de rápida absorción (simples).
Alimentos: pan, cereales, avena, granola, miel, mermelada, fruta, lácteos con o sin lactosa
Tiempo: en un máximo hasta dos horas antes de entrenar
Objetivo: cuidar las reservas de energía y tener un entrenamiento óptimo
Después de entrenar:
Nutrientes: hidratos de carbono (complejos, simples) y proteínas.
Alimentos: fruta, pan, cereales, verduras, carnes (vacuno, pollo, pavo, pescado), entre otros
Tiempo: inmediatamente después de entrenar, no superar las dos horas post entrenamiento
Objetivo: recuperar glucógeno perdido y evitar el desgaste muscular
A lo que sí es importante prestarle atención es a la hidratación, ya que en invierno puede que ‘de más frío’ para ingerir líquidos. La mejor forma de saber si estamos bien hidratados es observando la orina: mientras más transparente y sin olor es mejor.