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Disciplina: la clave del éxito

«¿Por qué tenemos que ser taaaaan disciplinados? Si hacemos esto porque nos gusta, y no por obligación». Esa es la pregunta que se hace la Clau Galvez, nuestra triatleta residente. La respuesta está en la meta.

¡Me ha costado tanto escribir esto! Cuando LadyRun me pidió que escribiera acerca de la importancia de la disciplina en el deporte, lo encontré entretenidísimo y súper buen tema, pero la verdad es que me ha costado llevarlo al papel. Mucho más de lo que imaginé.

¿Por qué tenemos que ser taaaaan disciplinados? Si hacemos esto porque nos gusta, y no por obligación. Finalmente, y después de haber dado vueltas a la pregunta durante harto tiempo y de haber conversado con amigas y familia llegué a una conclusión (súper personal, en todo caso): la motivación es la que nos lleva a plantearnos un objetivo, pero sólo la diciplina es la que nos permite conseguirlo.

Lo voy a aplicar estrictamente al ámbito del running y del triatlón (que son los únicos deportes donde tengo algo de experiencia), pero imagino que se puede extrapolar a otros. Cuando dije: “voy a hacer el 70.3 de Pucón” estaba sin trabajo y con harto tiempo disponible para hacer deporte. Podía estar mucho rato en el gimnasio, haciendo preparación física. Tenía espacios para ir a nadar; podía hacer rodillo en mi bicicleta a la hora que quisiera, e iba a correr a los entrenamientos con mi club. Todo bacán.

Luego, empecé a trabajar –que me encanta- y todo cambió. Mis horarios, mi hija, cambio de casa, vacaciones de mi nana, etc. Las cosas se complicaron. Estaba más cansada, más aburrida y el triatlón claramente no era lo más importante. Sin embargo, si la meta estaba establecida, había que cumplirla ¡HOLA, DISCIPLINA!

A veces llegaba agotada de la pega y quería ir a tomarme un helado o a comer algo rico con la Emilia, mi enana de 4 años. Pero iba a entrenar, haciendo caso omiso a las millones de razones para no ir. Los sábados… ¡qué ganas de quedarme en cama tomando desayuno! Pero a las 7:15 am tenía que estar en Piedra Roja para ir a pedalear. El domingo… ahora sí que me quedo en cama. ¡NO, hay que hacer ir a correr! Reconozco que me costó mucho ser constante con la natación, porque el agua y yo no nos llevamos bien. Pero igual lo lograba un par de veces a la semana. A duras penas, pero lo lograba.

Lo que quiero decir es que en verdad la motivación es un motor, porque nos insta a poner nuevos objetivos en nuestra mente. Nos impulsa a desafiarnos y a querer mejorar. Sin embargo, esa motivación es súper emocional y podemos sentir que la perdemos a ratos. Y por eso la disciplina es tan importante. Le saca el factor emotivo y anímico a nuestras metas y nos empuja a entrenar sólo por cumplir con ese reto. ¿Me entienden?

Algo así: “tengo que ir a entrenar, pero en verdad hace tanto frío, voy a transpirar, me voy a enfriar, puedo resfriarme. Ya, mejor no voy. Mmmmm, sí voy a ir. Tengo que ir. Punto”. La motivación es emocional, por lo tanto tiene excusas. La disciplina no tiene preguntas ni respuestas, simplemente ES.

Finalmente, es esa constancia, esa perseverancia, ese entrenamiento a pesar de toooooodas las razones para no entrenar, lo que nos lleva a mejorar, a poder correr o pedalear más kilómetros. Sólo la disciplina consigue eso. Hay mucha gente muy talentosa en el deporte, pero el talento sin disciplina no es nada. No es el talento el que te lleva a romper un récord (aunque sea personal), no es el talento el que gana podios; no es el talento el que corre un maratón. Es el entrenamiento sistemático. Y para eso, hay que tener disciplina. Y ya.

por

Josefina, periodista, corredora aficionada y editora de Ladyrun.

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