Tomar agua y correr…al mismo tiempo
Aquí los corredores tienen casi un ‘major’. Tomar agua mientras vas corriendo no es fácil, y mucho menos si es en un vaso y no puedes parar. En cada punto de hidratación podrás deducir fácilmente cuál es y cuál no es runner, porque el que se moja la cara completa, la polera y termina tomándose básicamente una gota de agua…no ha corrido mucho. El runner tiene la técnica, talento puro.
Controlar ítem baño e inventar los baños
Otro talento más que no podemos obviar. No siempre va a haber un baño cerca o un lugar donde poder ocultarse. Quizás sea más fácil para los hombres, pero si hablamos de calle y de las mujeres la cosa se complica bastante. Y para situaciones extremas: soluciones extremas. Si no hay dónde el aguante puede ser infinito. Porque corriendo se toma agua, sobre todo si hablamos de los famosos ‘largos’.
Amarrarse los cordones
El runner ha creado un ‘expertise’ a la hora de amarrar las zapatillas, y estarán intactas durante las horas corridas.
Calculadores de distancias
Un runner siempre será capaz de decirte la distancia exacta desde su casa a casi cualquier lugar y si no lo sabe la va a medir.
Saber usar el fit roll al revés y al derecho
En la casa de un corredor siempre hay ‘instrumentos’ deportivos. Y uno que no falla es el famoso ‘fit roll’, el mejor amigo ante cualquier molestia. El auto-masaje que produce ese dolor adictivo, del bueno y que tiene múltiples beneficios.
Hablarse a sí mismo…y en voz alta
El poder de la mente. La arenga personal es un don maravilloso. Por más que vayas corriendo en grupo, el correr puede ser un deporte muy solitario, y cuando las ganas y el ánimo comienzan a bajar, somos nosotros mismo quienes nos pegamos el primer “¡Vamos!, te quedan 3 kilómetros”. Y una vez que abriste el portal de las conversaciones contigo mismo hasta el dolor puede desaparecer.
Siempre me acuerdo de un Maratón de Santiago que no pude correr por lesión, y fuimos de barra para nuestros compañeros de equipo. El cartel decía “Métele que queda poquito”, y un corredor pasó y nos gritó “Por qué no corrí’ voh entonces”. 1584 garabatos pasaron por mi cabeza, lo asumo, porque YO ESTABA LESIONADA. Pero uno no quiere el ánimo de otro. Lo recibimos contentos, pero el mejor remedio es la arenga personal.
Detallistas en extremo
Hay cosas que las personas no quieren saber, y todavía recuerdo las caras de asco de mis amigas, que no corren, cuando les cuentas que a los hombres muchas veces les sangran los pezones o que se te cayeron 3 uñas en el trail del fin de semana, que ahora están negras, pero “mira va saliendo un pedacito de uña, qué lindo”. Ok, quizás no les interese o les de asco, pero para nosotros es parte de y ya es normal, y perdón, a veces se nos olvida que les puede disgustar.
Agotar en redes sociales
Sí, lo sabemos, pero hay un problema…después de tantos kilómetros, entrenamientos y carreras, no nos pidan que no publiquemos la foto de la medalla, las zapatillas, o el equipo, porque lo vamos a seguir haciendo. Siempre puede dejar de seguirnos, pero no sería ameno.
Una lesión se supera ¡siempre!
Aquí si el doctor dice “no podrá hacer deporte” es como que no nos hubiese dicho nada. Cambiaremos de doctor hasta que encontremos el que diga “siga corriendo”. Para quienes no corren quizás es la excusa perfecta para no mover un dedo por “orden médica”. Y siempre estamos pensando en qué carrera prepararemos después de la lesión.
Gastar $$$ en el hobby siempre se puede
No reclamamos por la inscripción ni el par de zapatillas nuevas, siempre hay espacio y excusa para una nueva polera o el gel de turno, la terapia alternativa nueva o el masaje, pero ¿jeans nuevos? Esos pueden esperar.