Diferencia entre hambre y antojo. “Las bajas temperaturas de invierno nos hacen tener más ganas de comer cosas cálidas y más calóricas. De todas formas, muchos de esos antojos que tenemos son sólo eso, y no representan una necesidad para las personas”, explica Alejandra Alarcón, especialista de Clínica Universidad de los Andes. Así que no te dejes llevar por el impulso, y espera un rato a ver si realmente tienes hambre o solo el antojo por algo.
Bienvenidas las calorías, pero elige bien. El frío NO da más hambre, pero es innegable que produce ganas de comer cosas más calóricas y cálidas, por eso la clave está en optar por la versión más sana de aquellos alimentos. Por ejemplo, si te dan ganas de un chocolate, escoge uno con alto contenido de cacao y bajo en azúcares, o si mueres por una pizza, privilegia ingredientes saludables y masas alternativas como la de coliflor.
Siempre hidratada. “Es importante consumir líquidos, ya que permite una buena circulación de la sangre, que es presionada por el uso de calefacción y ropas ajustadas”, explica la nutricionista.
Mantén la ansiedad a raya. Cuando te ataque la ansiedad (no el hambre), es preferible que te hidrates. Si eso no te calma, entonces opta por alimentos que puedes masticar, como el apio. Si la cosa persiste, come una proteína y como última opción por un snack de frutos secos. “Los chips de manzana, barritas de cereal (de preferencia aquellas con menos de 90 calorías), jaleas, fruta, yogurts descremados o chocolates amargos también pueden ser una alternativa”, dice Alejandra.
Reinventa tu entrenamiento. Es innegable que con los días fríos y oscuros cuesta más ponerse las zapatillas, por eso, para mantenerte motivaba y no flaquear, reinventa tus entrenamientos. Complementos tus kilómetros callejeros con alguna actividad indoor, busca una compañera de ruta o busca un equipo de running que te motive a entrenar.