Nadie quiere que le ocurra y menos antes de una carrera importante. Pero, sin querer, pequeños errores que comentemos pueden convertir el entrenamiento en reposo obligado. Aquí repasamos 5 de los más comunes.
Usar zapatillas viejas: correr no necesita de grandes inversiones, no existen tarifas para aplanar las calles o cerros y la implementación, si no nos ponemos exquisitas, puede ser básica y económica. Sólo hay un gasto importante que ninguna runner puede obviar: las zapatillas. Aunque nos hayan costado más que cualquier cartera o zapato, aunque sigamos pagándolas y aunque en el exterior luzcan perfectas…si una zapatilla alcanza los 500 o máximo 600 k hay que jubilarlas de correr y dejarlas para otras actividades.
Ignorar el dolor y cansancio: si existen metas concretas, generalmente detrás hay planes de entrenamiento que nos obligan a seguir un ritmo siempre activo. Pero, en algunas ocasiones, el cuerpo se rebela y se encarga de recordarnos que necesita descansar o que simplemente no ha sido capaz de recuperarse en el poco tiempo que le damos para ello. Escúchalo que casi siempre él tiene la razón.
No tomar suficiente agua: si no hidratamos correctamente el cuerpo, literalmente, se seca por dentro. Esto no sólo nos impide rendir a nuestras máximas capacidades sino que también puede exponernos a lesiones. Las articulaciones y los músculos también necesitan de agua para funcionar y sin ella ven dañadas sus funciones. Mejor prevenir y tomar agua.
Auto diagnosticarse: correr no solo implica correr. A los runners nos gusta leer, hablar e investigar de todo lo relacionado con este deporte. Seguramente nuestro timeline de las redes sociales es un reflejo de esa mini obsesión. Sabemos de lesiones y síntomas pero eso no significa que nos hayamos graduado de traumatólogos, ni kinesiólogos. Más rápido, efectivo y beneficioso para nosotros es olvidarnos de las lesiones aprendidas en internet y visitar un especialista antes que un pequeño dolor se transforme en una dolencia real.
Aumentar rápidamente la carga: comenzar a correr cuesta, pero cuando agarramos vuelo es fácil presumir que podemos aumentar la carga de kilómetros o tiempo de acuerdo a lo bien que nos sentimos en un entrenamiento en particular. Los expertos aconsejan aumentar un 10% semanalmente para que la transición sea saludable y libre de lesiones.