El año pasado tuve una fractura de sacro y rotura del labrum, más allá de explicarles qué significa, lo importante fue que iba a pasar 5 meses sin poder correr. ¡El terror de cualquier runner! Y es que por más que te nombren la infinidad de disciplinas que existen, el running es uno solo, y por la gravedad del diagnóstico no podía hacer nada que tuviera impacto.
Y ahí fue cuando decidí no deprimirme ni enojarme como lo hice con lesiones anteriores, porque uno lo hace. Ahí vi otras alternativas, volví a la bicicleta y me reencontré con la natación.
Me metí a la piscina en septiembre del año pasado, ya estoy recuperada de mi fractura, pero no pude abandonar el agua. Y aquí les comparto 5 razones por las que reconquistó.
1. Hice nado sincronizado (hace más de 10 años atrás)
Aunque cueste creerlo, mi primera medalla fue en un campeonato escolar a nivel nacional, de nado sincronizado y en la categoría equipos. Es por lejos la extra programática que más amé en el colegio, una disciplina que si bien no tiene que ver con velocidad, es perfecta, como bailar en el agua y requiere de gran resistencia no solo de apnea, sino que también de piernas.
2. Es un hábitat amigable al cambio de estación
No importa si es verano o invierno, no hay que abrigarse más o menos, dentro de la piscina el uniforme es el mismo llueva o el calor llegue a 30 grados. Dentro de la piscina no sabes si afuera está oscuro o ya amaneció. Y el hecho de levantarse a las 5:50 cuesta igual durante todo el año.
3. Usas todo el cuerpo y se siente
Al principio se me cansaba cada músculo del cuerpo, los primeros días mi espalda, los brazos y los muslos me pesaban durante el día. Hoy ya no me pasa, aunque me sigo cansando, pero sentir que usas todo el cuerpo es una sensación agradable (y muy saludable).
4. Fue la opción para mantener el cardio
¿Cómo iba a entrenar el pulmón durante 5 meses? El cardio se aumenta y se mantiene, pero sin correr y solo con la bicicleta no iba a ser posible. Nadar fue la mejor opción y al volver a correr se notó la diferencia. Media tiesa estaba, pero el pulmón aguantaba igual que antes.
5. Es un deporte cero impacto
Mientras que el running resulta ser todo lo contrario.
Bonus track: no hay música
Es muy relajante, aún cuando hayas nadado 3.000 metros y no puedas levantar un brazo. Y es increíble como puedes estar 90 minutos, sin música ni paisaje por delante, solo nadando. Yo corro música, cambio las rutas para no aburrirme, evito la pista y me desconcentro fácilmente. Todas cosas que, en la piscina, no me pasan. Es un excelente ejercicio mental.
Además de mis razones, están las comprobadas no solo con respecto a la natación, sino que también a la excelente combinación que resulta ser para el corredor.
Los expertos aseguran que:
Además de prevenir lesiones, no tiene impacto, mantiene la capacidad cardiovascular y es una excelente forma de quemar calorías.
Nadar le exige al cuerpo llevar sangre rica en oxígeno a todo los músculos, además de forzarlo a una privación de oxígeno, mejorando tu sistema cardiorespiratorio. Y confirman que el hecho de botar el aire en el agua es más difícil que hacerlo fuera de ella.
La natación incluye brazos, piernas, espalda, hombros y core. Todos moviéndose en un ambiente casi mil veces más denso que el aire, por esto, nadar te da resistencia, y el entrenar resistencia tiene un efecto estimulante de tu metabolismo después de haber realizado el ejercicio. Por lo que sigues quemando calorías durante horas después.
Los grupos de músculos que entrena resultan beneficiosos para el running como, por ejemplo, los glúteos. Una de las causas comunes en lesiones. El pateo del crawl es un excelente ejercicio, ya que aumenta la fuerza y disminuye las lesiones.
Nadar es una excelente forma de recuperar el cuerpo luego de carreras o entrenamientos intensos. Al ser cero impacto tampoco aumentará una lesión, en caso de tenerla. Eso sí, no descarta lesiones de la propia natación como las del hombro, por lo mismo recomiendan hacerlo con un entrenador o tomar clases.
Por último, e igual de importante que lo anterior, aumenta y desarrolla la flexibilidad. Para los triatleas, por ejemplo, resulta idea estirar de esta forma los músculos ‘apretados’ luego de los entrenamientos de running y bicicleta.
Pero como el running, el agua tampoco es para todos. Y si el estilo ‘perrito’ te acomoda, quizás el entrenamiento de natación sea demasiado. Hay que decirlo. Para mí ha sido la mejor combinación y mi cuerpo lo agradece.