Mi abuela decía que el aburrimiento era cosa de tontos, que en sus tiempos los niños inventaban juegos con lo que fuese y lo pasaban chancho igual, que todo era cuestión de ser creativos. Tenía razón. No en la parte de los tontos, porque yo a veces me aburro y no me considero tonta, pero sí en lo de la creatividad. A veces nos quejamos de estar aburridas, pero no hacemos nada… eso, hasta ahora.

Puede ser porque el entrenamiento se volvió demasiado rutinario, porque no tenemos un objetivo específico por el que trabajar, o simplemente porque sí. Pues bien, antes el aburrimiento y para no auto-boicotear nuestro amor por el running, te proponemos algunas soluciones que harán que te despidas de esa sensación y te vuelvas a encantar cada vez que te pones las zapatillas.

Inscríbete en un equipo de entrenamiento. Si entrenas sola, una buena forma de motivarte es cambiar, y una buena idea es uniéndote a un equipo de running, donde además podrás mejorar tu desempeño en compañía de otros corredores y de un entrenador. La energía colectiva que se genera en los equipos funciona, ¡es un hecho!

Varía tu ruta. Elige nuevos caminos para sumar tus kilómetros diarios. Tener una ruta conocida es cómodo, sí, porque no hay sorpresas, pero apostar por otros caminos hará que descubras nuevas cosas en el recorrido y que así te mantengas más entretenida durante el trayecto.

Haz ‘pequeños’ grandes cambios. Si corres con música, prueba hacerlo sin; y si por el contrario siempre corres sin música, arma un playlist e ponte los audífonos. Si entres sola, invita a una amiga a que te acompañe; y si siempre corres en grupo, aventúrate a hacerlo sola. La clave es hacer pequeños cambios y salir de la rutina.