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¿Afecta el running nuestra tasa de colesterol?

Diferenciados entre el colesterol bueno (HDL) y el malo (LDL), el ejercicio aeróbico y en particular correr, es una excelente medida para mantener nuestro índices saludables bajo control.

En términos generales, la tasa aceptada por los organismos médicos como límite saludable de la tasa de colesterol es de 200 mg/dl (200 milígramos de colesterol en cada 100 ml de sangre), sobre estos números se habla de índices que exigirían un control.

Lo primero, tal cual en un cuento infantil, es diferenciar entre el bando de los buenos y malos: el High Density Lipoprotein (HDL) es el colesterol bueno, y ayuda a transportar el exceso de colesterol al hígado por las arterías, donde se procesa o se manda a eliminar; y el Low Density Lipoprotein (LDL) es el colesterol malo, que no se desplaza y permanece estático en las arterias, y se va pegando en sus paredes, con lo que las arterias se van estrechando y tapando.

El bloqueo de las arterias puede provocar enfermedades cardíacas y en el peor de los casos  un ataque al corazón, por eso es TAN importante hacer ejercicio aeróbico regularmente.

Estos  índices de colesterol se reducen a través de dos vías:

  • El ejercicio regular y bajo la supervisión de un entrenador, incrementa los niveles de colesterol bueno, lo que baja los índices de su contraparte mala.
  • El ejercicio, además, reduce los triglicéridos, que son las células grasas asociadas al colesterol malo. Así, mientras más ejercicios practiquemos, mejores serán estos niveles. Los resultados no son inmediatos, pero sí altamente efectivos.

«La introducción de pequeños cambios en el modo de vida, como renunciar al tabaco, practicar una actividad física de forma regulary consumir alimentos sanos, puede ayudar a prevenir las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares», dice la Dra. Shanthi Mendis, coordinadora de la unidad de Prevención y Tratamiento de las Enfermedades Crónicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La recomendación es empezar de a poco, para darle una base al cuerpo, y que se acostumbre a los nuevos movimientos y al impacto de cada zancada. Tomárselo con calma, asimilar las sensaciones y empezar a disfrutar de los beneficios para el cuerpo y la mente de cada kilómetro.

por

Josefina, periodista, corredora aficionada y editora de Ladyrun.

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