Hay cosas que te pueden arruinar el entrenamiento. Y que se te recoja el calcetín para correr es una de ellas. Antes pensaba que era una exageraba por pensar así, pero debatiéndolo entre amigas, todas llegamos a la misma conclusión: un calcetín recogido es sinónimo de rabia y desolación. Casi tan incómodo como cuando se sale la barba del sostén y te pincha con cada movimiento (¡ouch!).
Y en un entrenamiento la situación es peor. Superaste la difícil misión de salir de tu casa a tiempo; estás lista y dispuesta para comenzar esos duros kilómetros mañaneros, todavía fregándote los ojos media dormida, arrancas, avanzas unos metros y ¡¡PAF!! Sientes cómo el calcetín se desliza sigilosamente hacia la punta del pie. Maldito calcetín. Lo peor es que cuando empieza a recogerse, ya no hay vuelta atrás.
Y si en nuestra rutina es un motivo más que justificado para volver a la casa a cambiarnos o derechamente comprar un par en un negocio del metro, en el entrenamiento la cosa es mucho más grave, porque aunque esté relegado al olvido, el calcetín es una pieza crucial en el clóset de corredora.
Por eso mis ladies, y como sé que más de alguna empatizará con mi dolor cuando mi zapatilla ‘se come’ el calcetín, acá les dejo unos tips para evitar este sufrimiento innecesario.
- Privilegia modelos con una pequeña ‘lengüita’ en la parte del talón, o aquellos con silicona interior en el borde trasero. Personalmente me funciona mucho mejor la lengüita, además varios tienen líneas reflectantes. Ideal para corredoras nocturnas.
- Si te gustan los calcetines cortos, no elijas el modelo más petit (las marcas sacan unos cada vez más chicos). Opta por aquellos de tobillo rebajado.
- Lleva siempre un par de calcetines extra en tu bolso de entrenamiento.
- Mientras menos costuras, mejor. Aunque no tiene que ver directamente con el incómodo efecto de que se recoja, sí lo agrava. Las costuras y pliegues provocan más roces, y con ello posibles heridas.
- Nunca estrenes calcetines en una carrera. Esto aplica para TODAS las prendas.