Lo sabemos, 9 de cada 10 mujeres tenemos celulitis, y la tendencia de las famosas por empoderarse y mostrar públicamente sus cuerpos tal cual (celulitis incluida) nos ha dado una manito para no sentirnos solas en este problema y dejar de idealizar todo lo que vemos en medios y redes sociales.
Aunque me parece increíble esto de normalizar la situación, personalmente ODIO la celulitis visible. Y aunque ahora me siento acompañada en el dolor, el odio sigue ahí, latente, igual que esa molesta piel de naranja que se desliza sigilosa por el borde de mi short de running.
La llegada de la celulitis
Siempre me jacté de mi buena piel, de que sin importar si tenía un par de kilos de más la celulitis nunca fue tema. Eso hasta que soplé las 30 velitas… algo cambió y de repente apareció lo que tanto temí: hoyitos en mi piel. La situación no era terrible, así que me propuse combatirla a como de lugar, y la buena noticia es que sí se puede ladies. Quizás no se elimina del todo, pero palabra de ladyrunner que disminuye notoriamente o al menos se disimula.
¿Cómo? Agua, mucha (¡mucha!). Menos sal en las comidas, por supuesto ejercicio, y lo que en mi caso ha sido crucial, invertir en cremas anti-celulitis y aplicarlas mateamente día y noche y con la técnica adecuada. Esto es haciendo presión sobre la ‘zona afectada’, en mi caso los muslos externos, y deslizando hacia los puntos de drenaje (ingle y rodillas). Creo que hasta he sacado músculo amasando mis piernecitas antes de dormir y después de la ducha cada mañana.
Ya saben, no estamos solas ladies; y si en la vida la unión hace la fuerza, en la lucha contra la celulitis la constancia hace la victoria, quizás no de la guerra, pero sí de una importante batalla. We can do it!