Cuando uno se cataloga como runner lo peor que le puede pasar es lesionarse, y peor aún es el darse cuenta de lo que la frase “no puedes correr” genera en tu persona. Muchas veces el no lesionado te dirá: “no es nada, tómatelo como unas vacaciones”, pero si no te has lesionado no entenderás de lo que hablo hasta que te ocurra. Y ahí es cuando otro runner de baja momentáneamente es la persona perfecta para descargarte o simplemente hablar.
Justo el fin de semana hablaba con una amiga recién lesionada, y me decía que lejos lo que más le afectó fue el hecho de darse cuenta de lo mucho que le afectó el que le dijeran “no puedes correr en xx semanas”. Jamás pensó que se pondría a llorar con una frase así, yo la entiendo, estuve ahí. Y es más, cuando me hago las resonancias o imágenes para controlar mi kine siempre pregunta “¿lloraste con el resultado?” ¡Aquí estamos las que lloramos!
Finalmente, entre lesionadas nos entendemos, y no es que no se pueda tratar el tema con otra persona, claro que se puede, pero a veces escuchar sobre lo que te estás perdiendo solo te frustra aún más y la mente juega un rol esencial en la recuperación por lo que hay que mantener lejos de la frustración y muy cerca de la motivación.
Es un verdadero desafío estar fuera de las pistas y no morir en el intento, yo llevo un año, pero hay quienes colapsan con un par de semanas y créanme que las entiendo. Y, como entre lesionadas nos entendemos la temática vendría siendo algo reiterativa y acotada, pero no nos juzguen, estamos pasando por un mal momento y el círculo de apoyo ayuda bastante, porque mientras que le estás contando tus rollos sobre el tema, ella está asintiendo con la cabeza porque le pasa lo mismo.
Y así comienza la charla, luego del “¿qué te pasó, fue banda, fractura, esguince?”, viene la clásica “¿hasta cuándo sin correr?”, “¿puedes hacer bici?”. Y ahí pasamos a la terapia en sí “¿estás yendo al kine?”, “¿cuántas sesiones?”, “¿a cuál vas?”, y “¿es bueno?”. Y cuando ya llevas un tiempo lesionada la pregunta es más específica entre afectadas, “¿tens y ultrasonido, o estás con masaje?”, y “¿te están haciendo ejercicios de reforzamiento y reintegro?”. “¿Estás haciendo algo de cardio?”, ¿dónde se compran los elásticos?”, “¿me prestas tu fit&roll?”, “¿estás tomano aminoácidos, colágeno, ibuprofeno…algo?”.
En fin, puedes estar horas analizando cuál es el mejor kinesiólogo, por qué lo elegiste, cuánto te duele y hasta cuándo llorarás por los rincones con cada corrida que te perdiste. Es tanta la información que tienes, que casi te vuelves experta en el tema y tu doctor estaría orgulloso de ti si te escucha hablar usando los términos médicos correctos. Es más, una vez hablando de la lesión con un amigo pediatra, cuando terminé mi speech lo único que pudo decir fue “no sé qué es la banda”. Y no es el único doctor, no traumatólogo, que me lo ha dicho.
Por eso hablar con una lesionada hace bien, porque si es reciente, y tú ya vas de salida, te incentiva el darle tus consejos a la primeriza. “Ey, yo ya estuve ahí y no es tan grave”, quién lo diría hace un mes llorabas por lo mismo y hoy das el consejo que no quieres escuchar, pero cuando viene de un lesionado a otro lesionado, es diferente.