Esta nota la retrasamos muchas veces. Como editora de Ladyrun me daba susto dar un consejo incorrecto sobre todo en un estado tan delicado como el embarazo. Independiente que lo consultáramos con muchos especialistas, el post quedó pendiente porque la verdad, no teníamos la experiencia. Y lo más importante que queremos transmitir en Ladyrun es que somos corredoras amateur igual que ustedes, por eso no queremos escribir de lo que no conocemos en primera persona.
Bueno, les cuento un poco de mi panorama. Inscrita para correr el Maratón de Berlín este septiembre y con toda la ilusión puesta en un nuevo entrenamiento para 42K sufrí una lesión. Antes de hacerme la resonancia para determinar cuál era mi problema en la rodilla, me hice un test de embarazo por si las moscas ( dicen que no es bueno hacerse una resonancia estando embarazada). Inmediatamente positivo ¡chan!
Después de celebrar y acostumbrarme a la idea de los cambios que se venían apareció la pregunta obvia ¿voy a poder correr durante estos meses? Obviamente, y después de tratarme mi lesión, mi intensión era seguir pero no estaba segura si se podría aunque sabía que muchas corredoras lo hacían… desde las atletas que seguía en redes sociales hasta mis amigas de entrenamiento.
A pesar que, sin saberlo, durante mi primer mes había participado en carreras y seguido con mi entrenamiento normal sin ningún problema el paso obvio era hablarlo con mi ginecóloga. Esperaba una respuesta mucho más alarmista y negativa, de hecho, me imaginaba ( usté no lo haga) corriendo a escondidas de ella. Pero su respuesta fue: “mientras te sientas bien y te mantengas bajo las 150 pulsaciones, no hay problema en que sigas corriendo”. Eso porque corría desde mucho antes, porque lo no es recomendable es comenzar a correr estando embarazada.
Ahora con 4 meses sigo corriendo. No la misma cantidad de kilómetros que antes, he bajado bastante el volumen y claramente mucho más lento. ¿Se siente igual? La verdad es que no… el pulso de acelera más rápido y para mantenerlo bajo las 150 pulsaciones te obliga a ir más lento y eso, a veces, es frustrante; además inevitablemente vamos mucho más pendientes de la ruta y distraídas de la técnica pero lejos lo más complicado: enfrentarse a la idea de que las metas no pueden ser las mismas. Los ‘largos’ ya no son tan ‘largos’, cuesta ver a las amigas partir rápido cuando sabes que no las podrás alcanzar y claro: mi participación en la carrera soñada queda pendiente hasta próximo aviso.
Eso es lo malo, porque también hay miles de cosas buenas: corres sin presiones, solo por pasarlo bien, te cuidas mucho más que antes ( y todos te cuidan mucho más también…) y sabes que si lo haces responsablemente estarás contribuyendo a tener un embarazo sano que ahora es la meta principal.
Acá algunas de las primera consideraciones generales que yo he tomado para avanzar en mi embarazo corriendo, durante mi primer trimestre:
- Siempre consulta con tu ginecólogo (a) antes de decidirte, ellos son los encargados de darte la autorización.
- Tener un reloj que mida las pulsaciones cardiacas en la muñeca. Es verdad que son caros, pero indispensables. Si no quieren comprárselo, pídanselo a algún amigo. Será un préstamo solo por un par de meses.
- Invierte en unas zapatillas con buen soporte y amortiguación
- Hidrátate mucho más que antes y, nunca nunca, salgas a correr con el estómago vacío. Yo opté por los dátiles como colación pre entrenamiento y me han funcionado muy bien.
- No dejes de hacer entrenamiento funcional, sobre todo para el piso pélvico ( ya les contaremos sobre eso en detalle) que se daña mucho corriendo y sobre todo corriendo embarazada. Para prevenir yo ya estoy siguiendo un entrenamiento con kinesiólogas especialistas en embarazo de KMP (http://www.kmp.cl).