- Eres la reina de la organización. Como todos tus días tienen algún entrenamiento asociado debes organizar: tu ropa, bolso de gimnasio, las veces que te lavas el pelo, las diferentes alarmas (sobre todo si entrenas en horarios diferentes y en la mañana). Y además llevar una cuenta exacta de todos los kilómetros que corres. Yo al menos, tengo una planilla Excel con toda esa información. Perno, pero seguro.
- Determinación inexistente. Esta es mi primera preparación para maratón así que cada día hay que correr o hacer preparación física. Las ganas se van terminando mientras pasa la semana, pero de alguna manera- cuando suena tu alarma a las 5.30 am- encuentras una determinación que logra que te levantes de la cama, tomes tu bolso y salgas a entrenar. Obviamente esa determinación es lograr tu objetivo, pero a esa hora, realmente no sabes de dónde viene.
- Vida social. Lamentablemente tu vida social cambia. Elijo con pinzas los eventos sociales a los que ir, y cuando voy el alcohol es casi inexistente, y el sueño y cansancio llega TAN temprano que antes de las 23:00 estás mirando tu reloj o pidiendo el taxi para pasarte a buscar.
- Nuevos bff. Como tus tiempos libres te dedicas sólo a correr, tus amigos del running son las personas con las que pasas más tiempo. Por lo que creas grupos de whatsapp sólo con ellos, organizas tus salidas y se convierten en tus mejores amigos.
- Más monotemática que nunca. Como todo, todo, todo en tu vida tiene que ver con correr, no hablas de otra cosa. Tú bien sabes que estás más latera que nunca, pero cuando te preguntan en qué estás, la única respuesta es contar en lo que estás que es corriendo como loca.