Suscríbete
Búsqueda

A mi ritmo: cuando el running es la causa de tu ansiedad

Se habla mucho sobre cómo el running es un efectivo antídoto contra la ansiedad, pero hoy nuestra columnista @lamarypeace nos cuenta otra versión de la historia. Una en que los roles se invierten, ¿les ha pasado?

¿Ansiedad? Varias veces he escrito en columnas y artículos de cómo el running es un increíble antídoto para mantener la ansiedad bajo control (¡sobre todo en un período como éste!). Pero hoy, quiero compartir otro lado de la historia, uno más improbable y que incluso a mi me sorprendió. Últimamente, he sentido que el running se ha convertido en la causa de mi ansiedad. Tal cual.

Ya les he contado que vivo en el sur de Francia, y por estos días hace muchísimo calor, una razón que me impide salir si es que no madrugo al alba. Varias veces lo logro, pero cuando no, me frustro muchísimo y me castigo por ser floja, por no ser capaz de cumplir con algo que considero una pasión. Ahí empieza la ansiedad, esa sensación de ‘tener’ que hacer algo que no hice, un zumbido en mi cabeza molesto y agotador.

Me pasa también cuando salgo a correr y no consigo hacer la distancia que me propuse, aunque solo haya tenido que acortarla en 1 km… Me vuelvo a la casa súper ‘derrotada’ y me castigo demás por no haber logrado un objetivo tan cotidiano. Y nuevamente, llegan los fantasmas a mi cabeza, esa voz tan dura y muchas veces injusta que hace que se me apriete el pecho.

Correr me libera, me desestresa, me pone en feliz, pero también me provoca ansiedad, me frustra… Y aunque pasé semanas cuestionándome si sería normal, si quizás era momento de buscar otro deporte y dejar de correr un tiempo, entendí que así como el running es una parte tan importante y presente mi vida, viene con lo dulce y con lo amargo. Con los altos y con los bajos, y claro, no todo es endorfinas y felicidad.

También entendí que aunque en algunos casos el running gatilla esa ansiedad, la que me la provoca soy yo, al ponerme demasiada presión y ser poco empática conmigo cuando no tengo energía o no estoy en el mood. A veces me aburre correr, a veces estoy cansada y simplemente no quiero, a veces no se puede, y ¡NO PASA NADA!

Estos días aprendí que correr también exige hacer pausas e identificar cuando no lo estás pasando bien para tomar distancia. Por supuesto la idea de colgar las zapatillas pasó al olvido, pero sí empecé a tomarme descansos, alternar con otras disciplinas o actividades, y a tranquilizarme cuando simplemente no quiero o no puedo correr. Está bien, eso no me hace menos corredora, solo me hace humana, ¿no creen?

 

por

Periodista, valdiviana y fanática del sur de Chile. Corro porque me hace feliz, y mucho más si es escuchando reggeaton.

Comentarios