Hace varios meses me apunté para el que (si todo sigue bien) sea mi segundo maratón. El primero quería que fuera nacional, para estar con mi familia, mis amigas y mis entrenadores. Y fue épico para mí. Lo pasé increíble. Pero el segundo me puse una meta fuera del país y me inscribí en Chicago, que es uno de los maratones parte del circuito World Marathon Mayors ( con las 6 carreras más importantes que incluyen también a Nueva York, Boston, Londres, Berlin y Tokio) y al que le tengo mucha fe.

Pero hay mucho que cambia en un nuevo entrenamiento. En primer lugar ya no existe esa incertidumbre de no saber si eres capaz de hacerlo. Aunque siempre insisto que nunca se sabe, al menos ya lo lograste una vez.(42 razones para correr un maratón)

Te relajas mucho más. La vez pasada los entrenamientos eran ley, estuviera cansada o adolorida salía por mi plan de kilómetros. Esta vez cuando estaba cansada, me tomaba mis días de relajo y si tenía que faltar al entrenamiento, sé que no pasa nada.

También mis amigos lo notaron, pude salir más, me tomé mis días para disfrutar de las salidas y según mi perspectiva, mucho menos latera que la vez anterior.

Algo que cambié de mi entrenamiento fue agregar preparación física. Creo que eso me faltó en mi debut y ahora no lo dejé pasar. Realicé dos veces a la semana crossfit y vi cambios en mis entrenamientos. Terminaba mucho menos cansada y me siento más fuerte.

También no abandoné los ejercicios de rapidez e intervalos, la vez pasada les hacía el quite lo más que podía, pero esta vez me puse matea y también vi resultados, haciendo mi mejor tiempo en 21k.

En conclusión, lo mejor para esta segunda vez es tomar en cuenta lo que sirvió y no. Y esperamos, eso se pueda ver el gran día.