Les quiero contar de la disciplina KO30. El 2020 fue un año complejo, de eso no cabe duda. Las runners tuvimos que ingeniárnoslas para seguir entrenando sin romper las normas sanitarias, lo que muchas veces se sumó al cuidado de la familia, las labores domésticas y el teletrabajo. Para algunas personas- como para mi- esto significó que, más temprano que tarde, todo se desorganizara. Si antes podía ir al gimnasio cuando los niños se iban al jardín y antes que empezara la jornada laboral, ahora tenía que levantarme muy temprano para entrenar intentando no despertar a nadie, o simplemente resignarme a que fuéramos varios sobre el mat.
Ni hablar de alimentación. Siempre me gustó cocinar, pero con poco tiempo y con metas deportivas normalmente en el horizonte, era difícil que pudiera pasar horas amasando y mirando cómo leudaba el pan. En cambio en los últimos meses me convertí en panadera y repostera: rico, pero excesivo en muchos casos.
Pasé un par de meses sin hacer nada de índole deportiva, simplemente porque estaba cansada de pelear. De tener que buscar el momento, no incomodar, cumplir con todo lo que de igual forma tenía que hacer. Y cuando retomé la energía no era la misma, las ganas no estaban, y esa disciplina tan clave no aparecía por ningún lado.
Mi primer paso hacia lo que pensé que iba a ser disciplina y autocontrol fue dejar de comer. Obviamente fue una pésima idea, muy asociada a mi necesidad de poder controlar algo y a desórdenes alimenticios que me han acompañado toda la vida, pero intenté comer una sola vez al día durante dos semanas, para sentir que podía hacerme cargo de algo. No solo es una pésima idea por lo evidente, sino que para hacerla peor salía a correr cuando podía y después de 2 kilómetros me empezaba a marear.

Y llego la disciplina KO30
Ahí, sin saberlo, la directora de Ladyrun, nuestra querida Josefina, me tiró un salvavidas que, estoy segura, cambió mi fin de año. Me preguntó si me tincaba probar KO30 (Otro testimonio: K030). Yo ya había hecho KO y la verdad es que lo vi como un escape a estas actitudes tóxicas que estaban invadiéndome, así que me tiré de piquero y el lunes 23 de noviembre empecé un proceso que está próximo a terminar.
KO30 consiste de ejercicios 30 días seguidos, sin descanso. Dos horas de lunes a viernes (1 hora de KO y una de Soul Yoga), y una hora sábado y otra domingo. Suena a mucho. A demasiado, en verdad, pero les prometo que la motivación que te entregan los y las coaches es tan fuerte que levantarme entre las 5 y las 6 de la mañana ya no me cuesta nada.
Mi día no está terminado si no he cumplido con mi parte del entrenamiento, y aunque Soul Yoga me cuesta muchísimo, he descubierto que simplemente terminando la clase me siento mejor que cuando la empecé. Hoy no puedo creer que me he dado el tiempo de hacer yoga todos los días, siendo que soy una persona impaciente, con cero flexibilidad y menos balance.
Yo sé que puede sonar obsesivo y que podrían pensar: “Bueno, ésta pasó de una obsesión a otra”. Pero lo cierto es que en el proceso aprendí la diferencia entre tener el control y tener disciplina. Cuando buscas controlar, no hay espacio para las sorpresas ni para el crecimiento personal, solo para cumplir, cumplir y cumplir con aquello que te has impuesto.
En cambio cuando tienes disciplina, aunque no sepas de qué se va a tratar el entrenamiento o cuánto te va a costar, te levantas temprano y lo haces. Porque sabes que es lo mejor para ti, porque sabes que lo prepararon profesionales con demasiado cariño, comprometidos con tu causa, y lo mínimo que puedes hacer es encender el computador y aparecer. Como dice la maratonista ganadora de Boston, Des Linden: “Show up”. Aparecer aunque haya sueño, aunque te duela todo, aunque la cama esté rica.
Por si fuera poco, durante estos 30 días eres parte de un grupo de Facebook donde coaches y alumnos compartimos experiencias. Lo primero que pensé fue “jamás voy a participar de eso, qué plancha”. Y nada, creo que soy el usuario más activo. Motivar a los demás y a mi misma ha sido exquisito, y quizás sin este grupo no habría logrado avanzar lo que he avanzado.
Ladies, les cuento que este 21 de diciembre empieza un nuevo ciclo de KO30. Cuesta US$ 39, se paga una sola vez y lo hacen a través de la web www.kodigitalstudio.com. De verdad, las motivo a que participen. Si bien mi estado físico ha mejorado bastante, me di cuenta que no lo hago por bajar de peso o por tener calugas. Lo hago porque me hace bien, a nivel físico y también espiritual.