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¿Cómo saber cuál es nuestro límite deportivo?

Entre corredoras es muy común repetir y practicar el mantra ‘¡a darlo todo!’, pero en ese camino por mejorar, hay veces en que somos irresponsables con nuestro cuerpo. El límite entre dar el máximo de nosotras y excedernos es difuso, por eso conversamos con el Dr. Nicolás Bunster, cardiólogo de Clínica Universidad de los Andes, quien disipó varias de nuestras dudas a la hora de establecer y respetar nuestros límites deportivos.

Estamos en los últimos kilómetros de un largo o de una carrera, y aunque en nuestra cabeza resuena “tu puedes, dale, dale…” nuestro cuerpo nos empieza a avisar que no puede más, que no quiere más. Ahí empieza la disyuntiva si son nuestros ‘enanitos’ internos engañándonos para que paremos o si realmente las piernas necesitan descansar, ¿cómo saber cuál es cuál? Con ésta y otras dudas fuimos donde el Dr. Nicolás Bunster, cardiólogo del Centro de Enfermedades Cardiovasculares de Clínica Universidad de los Andes.

¿Cómo identificar cuál es nuestro límite físico y por qué es tan importante respetarlo? Existen distintas formas de medir el límite y/o la intensidad del ejercicio que realizamos, en 1º lugar está la escala de esfuerzo percibido (PEE), un método subjetivo donde el deportista valora con una nota del 1 al 10 la actividad de acuerdo a la sensación de esfuerzo en determinado momento.

En 2º lugar, la medición de la frecuencia cardiaca en ejercicio es un parámetro objetivo muy útil para medir la intensidad del esfuerzo. Es un factor completamente individual y no debe ser comparada con la de los demás. Es necesario conocer nuestras propias zonas de trabajo en relación a nuestra frecuencia cardiaca máxima real ( no la estimada por fórmulas).

Además, el ritmo es una herramienta muy utilizada en el running, prácticamente todos los relojes deportivos cuentan con GPS que permite medir cuántos minutos nos tarda recorrer un km. Esta información la podemos ‘cruzar’ con nuestra frecuencia cardíaca y percepción de esfuerzo. El último parámetro útil para medición de esfuerzo, pero aún no completamente usado en el running es el uso de los potenciómetros.

¿A qué síntomas debemos estar atentas? Fatiga persistente a pesar del descanso apropiado, caída del rendimiento, pérdida de fuerza, palpitaciones, falta de aire, trastornos del ánimo, irritabilidad, apatía, desmotivación, alteración del ciclo sueño vigilia, pérdida de la libido, del apetito o mayor susceptibilidad a infecciones.

¿Cuál es el límite entre dar lo máximo de cada una y sobre-entrenarse? El sobre entrenamiento es una condición médica que puede tener consecuencias bastante serias para el deportista. Se produce debido a un desbalance sostenido en el tiempo, entre carga de entrenamiento y recuperación, que determina inevitablemente un deterioro físico significativo. Hay que diferenciar entre el sobreesfuerzo que puede llevar a fatiga aguda, en que la solución es descansar apropiadamente y se puede resolver en un par de días, y el sobre-entrenamiento, que es resultado de la exposición constante a eventos de fatiga sin la adecuada recuperación.  Si a esto se le suma una mala alimentación, la salud y el rendimiento del deportista se puede comprometer de forma severa.

¿Cómo se relacionan el sobre-entrenamiento con el riesgo de lesiones? Para que exista la mejora del rendimiento, el deportista siempre se debe encontrar en una zona de equilibrio entre un esfuerzo significativo y una recuperación adecuada, así el cuerpo logra asimilar el trabajo realizado y finalmente obtener la deseada supercompensación. Sin embargo, si repetimos el estímulo sin esperar a que nuestro cuerpo se recupere y asimile el entrenamiento, aumenta de forma significativa el riesgo de lesión. El mecanismo es similar al que lleva al sobre-entrenamiento, no obedecer las señales de nuestro cuerpo que nos dicen ¡PARA!

por

Josefina, periodista, corredora aficionada y editora de Ladyrun.

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