Entrenar en subidas te permitirá tener una zancada más poderosa y eficiente, y mejorar considerablemente tus tiempos en las carreras. Aunque cuando estamos ahí sudando la gota gorda las odiemos un poco (o bastante…), le estás haciendo un gran favor a tu cuerpo y desempeño.
Practicar series en cuestas mejora la economía de la carrera, que es sinónimo de un gasto menor de energía en distancias de largo aliento. Pequeños ‘grandes’ esfuerzos momentáneos por un bien mayor.
En las cuestas no tienes que correr tan rápido como en los intervalos para tener los mismos beneficios, así que no te preocupes si bajas el ritmo, al contrario, es normal que en las pendientes vayamos más lento.
Debido a la inclinación de la superficie, trabajamos la elasticidad del tobillo, forzándonos también a elevar más las rodillas, a permanecer derechas y a bracear con más fuerza para mantener el equilibrio. Ah! Y es los mejores ejercicios para mantener los glúteos tonificados y fuertes.
La exigencia de las cuestas, además, ayuda a trabajar la confianza en nuestro desempeño a la hora de enfrentar terrenos adversos en las carreras. Lo peor que puedes hacer es saltarte el entrenamiento de subidas y tener el primer encuentro en un carrera; mejor prepárate antes, y llega lista y a dispuesta para conquistarlas.
Para incorporar las cuestas en tu plan de entrenamiento asesórate por tu coach. Deberías hacerlas al menos una vez por semana al comienzo y luego dos veces por semana. Aunque no se puede establecer una norma general, para un corredor de fondo las más adecuadas oscilan entre 200 y 400 m. de longitud, con una inclinación moderada de un 5-8%.