- Entrenar la respiración que realizamos al correr no debe ser superficial (solo desde el pecho), sino que debe ser ser abdominal o diafragmática; es decir que la inhalación y exhalación se extienden hasta el diafragma y estómago. De esta forma nos aseguramos de tomar más oxígeno cada vez que inhalamos y de vaciar correctamente los pulmones cuando exhalamos.
- El diafragma se mejora a base de respiraciones profundas, ya que eso obliga a usar todo el aire de los pulmones. Entonces si aumenta la cantidad de oxigeno que inhalamos al inspirar, ese aire le dará más oxigeno a nuestros pulmones, y con ello eficiencia a todo el funcionamiento del organismo.
- Si hacemos pequeñas respiraciones profundas, preocupándonos de que sean desde el estómago (debe moverse de adentro hacia fuera), estaremos fortaleciendo el diafragma.
- Prueba ejercitando la respiración cuando estés en reposo, así la entrenarás y cuando estés entrenando te resultará más natural. La misión no es tan fácil, y para lograrla, concéntrate en respirar por la nariz y botar por la boca, inflando y desinflando el estomago.
- Apostar por disciplinas complementarias como Yoga, Pilates o Tai chi, cuyo foco está en la respiración, es un excelente camino para entrenar y mejorar esta condición.