Dejar de entrenar por algunos días es un error que nos puede costar caro, ¡y nuestro cuerpo lo sabe! Nos cansamos más rápido, los músculos se ponen flojos y lo peor es que podemos retroceder en el rendimiento avanzado. Por eso las fiestas de fin de año no son excusa para dejar de correr, al contrario, los últimos kilómetros sumados son el broche de oro para cerrar el 2016 como corresponde. Acá revisamos por qué:
Estrés navideño. A estas alturas en su peak, el rol de Viejito Pascuero le pasa la cuenta a varias y qué mejor forma de botar parte de esta tensión que corriendo. Antes o después de sumergirte en la vorágine del mall, un buen entrenamiento es la terapia perfecta para calmar al monstruo consumista que aflora en época navideña. Hay mucha gente por las calles, así que evita recorridos con demasiado tráfico y horarios en los que haga mucho calor. Personalmente recomiendo entrenamientos AM porque todavía está fresquito y las personas aun no salen de sus guaridas.
Equilibrar los excesos: Una realidad mundialmente conocida es que durante Navidad y Año Nuevo muchas nos vamos –literalmente- al chancho. Está claro que no es la idea, pero ante esos tentadores excesos (léase pan de pascua, cola de mono, galletitas y, por supuesto sus copitas de espumante), continuar entrenando ayudará a amortiguar las consecuencias. La ecuación es simple y saludable: más kilómetros, menos kilos.
Correr hacia el 2016: Con el año que despedimos muchas cerramos metas cumplidas. En mi caso mi iniciación como runner y mi primera media maratón, y varias ladies seguramente tendrán una carrera especial, un tiempo insuperable o su primer año con las zapatillas puestas. Si sudamos la gota gorda el 2016, entonces hay que hacer la pega completa y terminémoslo corriendo. Así como cuando vislumbramos la meta al final de una corrida y la picamos non-stop, imagínense que ahora ese portal es fin de año y el comienzo de otro, ojalá, con muchos kilómetros más.