Los inicios deportivos de Francisca (44 años) son similares a los de muchas de nosotras: participaba de cuanta actividad deportiva había en el colegio hasta que en la universidad dejó el deporte a un lado. Volvió a tomar sus zapatillas hace cuatro años “apañando a su cuñada”. Primero con 2 y 4 kms, para luego correr de forma regular 10 kilómetros hasta que, en 2016, comenzó a entrenar para su distancia favorita 21K. En 2017 mientras preparaba su tercer medio maratón se enfrentó a un diagnóstico que la sorprendió. “Me fui a hacer el examen preventivo del cáncer de mama, ya que en mi familia había antecedentes. Ahí me encontraron un poroto que al doctor no le gustó mucho y me recomendó volver en 3 meses. Nunca pensé que era malo, nunca me sentí mal y en agosto de ese año me mandaron a hacerme una punción y resultó que era cáncer”, recuerda.
¿Qué sentiste en ese momento? Obviamente fue complicado, porque me estaba preparando para correr los 21K de Viña. Nunca pensé que podía tener cáncer, me sentía súper bien, mis rendimientos deportivos eran progresivos, mi ánimo estaba bien. Era complejo de creer porque nunca estuve decaída. Cuando lo diagnosticaron me lo tomé de una forma como si me hubieran cambiado la carrera. Me podría haber ido literalmente a la punta del cerro o ver este tema de la mejor manera posible. Mi opción fue la segunda, porque además mi familia estaba muy afectada, pero al mismo tiempo me sentí la persona más querida del mundo así que no le podía fallar. Al principio pensamos que era un nódulo que había que sacarlo en la operación, pero había ganglios comprometidos y los resultados se tenían que ir a biopsia para ver si sacaban todo o no. Ahí me tocó el paquete completo porque se sumaron sesiones de quimio y radioterapia, además me tengo que tomar una hormona por 10 años y en un par de meses más tendré la reconstrucción. A eso le sumé la alimentación holística, gracias a una amiga que me ayudó a complementar con comida anti cáncer, eliminando el azúcar, lo refinado y los carbohidratos.
¿Entonces en todo este tiempo no has parado de correr? Desde que me diagnosticaron cáncer no he parado de correr. Y mi team ha sido fundamental en la recuperación: desde los coach al equipo completo que son como 50 personas, siempre estuvieron conmigo cuando me tocaba una quimio, me apoyaban y me daban fuerza; era muy emocionante. Por otro lado, nunca paré mis entrenamientos, tuve siempre el permiso de los doctores, me dijeron que no dejara de hacer deporte. Me tocaron cuatro quimios fuertes que tuvieron hospitalización y 12 ambulatorias además de 35 radioterapias que se tienen que hacer de corrido. Después de la segunda quimio comencé a caminar y partía a los entrenamientos igual, porque psicológicamente me hacía bien, el hecho de estar en la pista con todo el grupo me llenaba de energía de una forma impresionante y nuevamente empecé a entrenar para la maratón de Santiago de este año de a poquitos hasta que, en abril de este año, corrí con mi marido y mis dos hermanos. ¡Esa meta fue emocionante y además fue a las dos semanas de haber terminado las quimioterapias!
¿Qué sientes cada vez que vuelves a comenzar desde cero en tus entrenamientos? Nunca me he sentido frustrada por tener que volver a comenzar los entrenamientos desde cero. Lo que sí me pasó cuando hice las radioterapias me sentí muy agotada, pero igual seguía entrenando; mi cuerpo estaba pesado y cansado. Lo más gratificante es que si decía que iba a correr dos kilómetros, podía terminarlos -con esfuerzo- y esperar esa sensación rica que queda cuando uno corre. Mi última corrida fueron los 10K de Santiago y lo máximo que he vuelto a correr son 8K. Creo que no es un tema de distancias, es un tema de la emoción que provoca el correr. Hoy, junto a mi coach me estoy preparando para la cirugía que tendré en un par de meses, debo llegar a esa operación de la mejor manera.
¿Cómo nació @corredoraporlavida? El running es todo para mi y la cuenta de Instagram surgió porque en octubre del año pasado era el aniversario de los años de haber salido del colegio. Ahí me dieron un premio (que no pude recibir porque estaba en pleno tratamiento) que se llamaba Corredora por la Vida, que de alguna forma refleja lo que soy: me encanta correr y estoy corriendo por mi vida. Al mismo tiempo, mientras me diagnosticaron y comencé el tratamiento, intentaba buscar información en positivo, pero no encontraba nada. En ninguna parte vi que se recomendara hacer deporte, conversando con mi doctora quien comenzó a recomendar a otros pacientes que hicieran lo mismo que yo, me llena un montón, el deporte puede ayudar a muchas personas. A Corredora por la Vida me escriben muchas mujeres con cáncer, que me piden pautas para correr, ellas deben conversarlo con sus doctores, ya que son ellos los que al final nos autorizan. Pero el hecho de tener la cuenta, me ha permitido contactarme con un montón de mujeres y eso ha sido una retribución, hoy mi sueño es poder inspirar a otras mujeres.
¿Por qué crees que tu historia ha impactado mucho? De alguna forma creo que he podido sobrellevar el cáncer porque me estaba preparando para una maratón y cuando te prepararas para algo así no es sólo tu cuerpo, sino que tu mente la que es capaz de llevarte al siguiente nivel, por eso creo que el deporte ha sido fundamental y siento que eso es lo que ha llamado la atención, de que mi tratamiento ha sido complementado con algo super accesible que es hacer deporte y nunca haber dejado de poner un pie delante del otro. Siento que tengo que seguir practicando y entrenando porque esta es una maratón que no se acaba ahora, tengo que seguir haciéndome exámenes, cada tres meses, después cada seis y después una vez año para que finalmente me den de alta en cinco años más.
¿Cuáles son tus próximos planes? Me encuentro organizando una carrera de Corredora por la Vida así que cuando tengamos los permisos ok, les voy a contar los detalles y las fechas.