En el momento que terminé los 21k de We Run Santiago, decidí que no quería volver a sentirme así corriendo: cansada y básicamente sin energía. Por lo que tomé una decisión muy básica: entrenar como siempre, pero hacerlo bien.
Esto significó varias cosas, primero fue contarle mi experiencia a mis amigos corredores más expertos. Entre los consejos que más escuché fue que tenía que sumar kilómetros. Justamente en LadyRun hice una nota que hablaba sobre el tema y aumenté considerablemente mis kilómetros semanales, aunque no se me fue la vida en eso, sumé varias mañanas de correr a mis entrenamientos.
Lo segundo fue hacer correctamente mis ‘largos’. Mi grupo de entrenamiento los hace los sábados y dejé por meses ese día para correr, lo que significó varios viernes con amigas molestándome porque salía y no tomaba nada, pero sin falta estaba 8:00 am corriendo varios kilómetros, 13km, 15km y hasta 19km, donde supe cómo me sentía cuando alcanzaba el umbral de mi energía, cuando comer o no comer mis gomitas, cuánta agua tomar y cuándo bajar o aumentar mi ritmo.
Finalmente y también muy importante la alimentación, antes entre que empezaba y dejaba las dietas, dejé un vacío en este tema, así que mientras esperaba el 3 de abril, planifiqué lo mejor que pude mis comidas, de manera de no dejar de hidratarme, comer mis carbohidratos y proteínas necesarias para ese día.
Cuando llegó la MDS 2016, estaba ansiosa para ver si efectivamente mis mañanas corriendo y mis viernes sanitos habían valido la pena, y no sólo salí victoriosa porque hice mi mejor tiempo, realmente nunca me había sentido tan feliz corriendo una media maratón, disfruté cada kilómetro y lo pasé bien empezando y sobre todo terminando, aunque claramente estaba cansada, sabía que mi entrenamiento había funcionado, y ya quiero encontrar una nueva carrera para prepararme y seguir pasándolo bien, que es básicamente mi gran motivo para correr.