Asfalto
Es sin duda la superficie más pisada por los corredores urbanos, y sobre la que se desarrollan la mayoría de las competencias de running más importantes del mundo. Por eso hay que acostumbrar al cuerpo, pero no abusar de ella, ya que hay otras superficies mucho más amigables para las articulaciones.
Arenilla
Es de las superficies más recomendadas para correr, ya que las piedrecitas que la componen amortiguan las zancadas y minimizan el impacto sobre las rodillas. Afortunadamente son varias las ciudades que están incorporando esta superficie en sus parques y rutas de running, así que si la encuentras en tu camino, privilégiala antes que al asfalto. Si quieres saber más lee: A la playa, ¡con zapatillas!
Senderos de tierra
Son circuitos muy recomendables ya que amortiguan el impacto de cada zancada. El gran problema de esta superficie es que por lo general presenta desniveles y obstáculos, que si no vemos y esquivamos a tiempo pueden provocar torceduras u otras lesiones.
Pista
Indiscutidamente de las superficies más óptimas para entrenar. Están diseñadas para correr, por lo que amortiguan el impacto. Su principal ventaja es que permite saber exactamente la distancia recorrida y sin sorpresas ni luces rojas en el camino; ¿la desventaja? Que puede volverse demasiado monótona. Si quieres saber más lee: Por qué es importante hacer repeticiones en pista
Pasto
Si no hay hoyos ocultos, es una superficie muy cómoda para correr, incluso para hacerlo descalza. Además, hay estudios que dicen que correr sin zapatillas sobre el pasto fortalece los músculos estabilizadores, ya que el pie se amolda naturalmente con cada zancada.