Es tiempo de recuentos y el 2015 fue un año en que realmente mis grandes momentos tuvieron que ver mi versión corredora, mi relación con el deporte, los amigos que he hecho y logros que nunca imaginé.
En enero ya había corrido mis primeros 10k y justo fue el mes en que entré a mi club de running (www.runclub.cl). El mismo equipo que me entrenó y que hizo que me sintiera segura a aventurarme para correr mis primeros 21k.
La Maratón de Santiago, donde fue mi debut y es uno de los grandes momentos de mi vida (seguro lo superará si alguna vez hago una maratón), pero la felicidad que sentí cruzando esa meta no se me ha pasado.
Pasé mi primer invierno entrenando, me equipé con calzas largas, conocí los cuellos, guantes que use sólo en preparaciones físicas y nunca dejé de salir a correr. Sabía que me hacía feliz.
Mi gran decepción tuvo que ver con mi rendimiento en la We Run Stgo, que me costó infinitamente terminarla, pero mi determinación hizo que a diferencia de frustrarme, buscara múltiples soluciones, que han significado desde ese momento entrenar como nunca. Corro casi a diario y cuando no lo hago, siento que algo me falta.
Pero por sobre todo este año en zapatillas, ha significado conocer a nuevos y buenos amigos. Los clubes de running son una instancia donde se reúnen personas con los intereses más distintos, y ahora que los veo más veces que a mis verdaderos amigos, se han convertido en personas muy importantes. Partiendo por las chiquillas Lady Run, mujeres con las que disfruto hablar de todo y que hacen de cada entrenamiento un momento divertido.