Si tengo que resumir mi año en zapatillas podría decir que fui como el Grinch del running. Y es que en vez de acumular kilómetros, entrenar e ir a corridas, el escenario fue algo diferente: me lesioné en abril después de la Maratón de Santiago y desde ahí fue dolor, infinitas sesiones de kinesiología, reposo y perderme muchas carreras.
Definitivamente no fue mi año, y eso que todavía no termina. Lo dije en alguna de mis columnas «estar lesionada es lo peor» y no importa que digan «va a pasar»…la verdad es que no pasa y la frustración es inminente, de ahí mi conversión al Grinch. Y esta transformación trajo consigo algunas malas prácticas como odiar al kine que no tiene la culpa, pensar en no correr nunca más, bajón de ánimo, negación, ver todo negro y buscar otro deporte, entre otras.
Y es que resulta increíble ver cómo te puede llegar a afectar el no poder hacer algo que te gusta mucho. Hoy puedo decir que asumí la lesión y la fase de negación quedó atrás, pero no han sido los mejores 8 meses de mi vida claramente. Sin embargo, haciendo un balance siempre hay cosas que destacar. La primera de todas es mi grupo de amigas runners, a ellas les tocó la peor parte, las malas caras y el tirarme buena onda incondicionalmente. Con ellas, además, fuimos a San Francisco a correr la We Run de Nike, y sí, la corrí lesionada, con permiso del doctor y el kine, pero sin mi team no la hubiese terminado. Además corría sabiendo que al regresar a Chile se venía un nuevo proceso de kine. Pero fue una corrida increíble, en el mejor lugar y con las mejores vacaciones después de esos duros 21k.
También rescato el kine bacán que tengo, su paciencia infinita para aguantar mi idiotez, porque de verdad cree que voy a poder volver al running (yo pierdo la esperanza día por medio, pero sé que es un proceso largo) y porque usa a los cabros de la Roja para cambiar el tema y subirme el ánimo. Imposible no nombrar a mi coach de TRX que siempre se preocupó de la lesión y a mis compañeros que se «cuelgan» también, cada vez que iba a entrenar se emocionaban «¿volviste Sole?». Y obvio que a mi equipo de running, si bien hay algunos que son más amigos que otros, entre corredores nos entendemos, y quizás los amigos de la vida no alcanza a dimensionar lo que una lesión puede provocar en una persona acostumbrada a correr y que lo hace por hobby.
¿Fue un año malo? Sí, como el de Charles Aranguiz. Pero mi pipol estuvo ahí siempre y eso también es importante en una recuperación. Si bien todavía no estoy de alta y no hay fecha segura…y quizás haya que esperar un poco más, y como el Príncipe espero comenzar el año con el pie derecho y que el Grinch desaparezca por mucho tiempo.