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Mi año en zapatillas: La novata que pudo

Comienza nuestra revisión del 2015 y con las chiquillas de Ladyrun quisimos contarles cómo resumimos este año en zapatillas. Seguros sus historias se parecen a las nuestras. Acá la experiencia de María Paz Maldonado.

Si hace un año me hubiesen dicho que para esta fecha ya habría corrido mi primera media maratón, que estaría ad portas de la segunda, que entre mis planes cabría la posibilidad de inscribirme en una maratón o incluso que sería columnista de este sitio para corredoras, no me lo creía ni loca. Pero las mejores cosas llegan inesperadamente, y aunque correr no figuró entre mis propósitos 2015, ahora que se va el año y evaluamos sus altos y bajos, puedo decir que el running fue mi gran desafío y logro. No encontré el amor, no ahorré como lo había prometido, ni me gané el kino, pero en cambio me conquistó algo mucho más simple, y que cumplió y superó todas las expectativas de mis otros deseos.

Partí corriendo, como muchos, atraída por esa increíble sensación de cruzar una meta, de sentirme ganadora aunque no le hubiese ganado a nadie. Con esa idea participé en varias corridas, pero sin prepararme en serio. La cosa dio un giro cuando me propuse correr mis primeros 21KMis primeros 21K); ahí comprendí que mi filosofía de ‘picarla non-stop’ no funcionaría, así que me puse a entrenar con los secos de RunClub y todo cambió.

Llegué el equipo sin grandes pretensiones, pero con el objetivo de prepararme para no dar jugo en los 21. Paradójicamente los entrenamientos se convirtieron en mi espacio de relajo, de tranquilidad. Mientras me preocupaba de mi respiración, de la posición de mi cuerpo, de usar las zapatillas correctas y de que mis piernas no aflojaran, todo el resto perdía importancia. Las endorfinas también hicieron lo suyo. Los coaches me dieron las herramientas y confianza para disfrutar del running sola o acompañada, y mis compañeros terminaron con mis prejuicios de correr en grupo. Cada gotita de sudor se convirtió en un logro en rendimiento y también de cabeza, que fue mi gran aprendizaje como corredora: la cabeza es la que manda, siempre. No solo en el running, en todo.

Cuando los que no corren dicen que los runners se rayan, quizás tengan algo de razón, porque durante el último tiempo efectivamente me rayé un poco, aunque con cosas que solo sumaron aspectos positivos a mi vida, así que ¡qué tanto! Cierro este año formando parte de un increíble equipo, con nuevos amigos, con una medallita de mis 21K que me recuerda que la voluntad y el esfuerzo rinden frutos, sintiéndome más sana y ágil, con las piernas más apretaditas, las pantorrillas musculosas y entendiendo conscientemente de qué se tratan la constancia y también el sufrimiento. Por supuesto la sensación de cruzar una meta sigue siendo la mejor recompensa y cada vez que completo una carrera me vuelvo a sentir una winner, pero luego de este 2015 puedo decir que lo que me motiva a seguir corriendo es muchísimo más.

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Periodista, valdiviana y fanática del sur de Chile. Corro porque me hace feliz, y mucho más si es escuchando reggeaton.

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