Hace algunas semanas me volví adicta a la miel. Siempre me han gustado las cosas dulces, pero nunca había puesto el ojo en este alimento natural, que por milenios ha sido considerado una excelente fuente de energía.
La como durante el desayuno, ya sea con avena o en un pan tostado, pero hay tardes en que necesito un punchy extra, y ahí acudo a mi deliciosa miel para hacerme bocadillos que me ayuden aguantar lo que queda del día.
¿Qué tiene la miel de especial?
Además de ser deliciosa y ayudarnos a tener voz de locutor de radio, la miel tiene vitamina C, vitamina A, vitaminas del grupo B, minerales y oligoelementos como el fósforo, hierro, potasio y zinc. Además, tiene un índice glicémico menor que el del azúcar, por lo que se recomienda para aumentar la energía muscular… sí, esa que empieza a faltar en ese último kilómetro.
Un estudio del Laboratorio de Nutrición Deportiva de Memphis arrojó que consumir 15 gramos de miel durante una carrera es tan efectivo como tomarse un gel de carbohidratos al contrarrestar los efectos de la fatiga. Si haces deporte a diario, una cucharadita de miel cada mañana te ayudará a mantenerte fuerte y a recuperarte bien.
La miel ayuda a tu bienestar general, corras o no. Pero si eres deportista, conoces la importancia de mantener tu cuerpo lo más saludable posible, para que los problemas de salud no interfieran con tus metas. La miel ayuda a tu sistema inmune gracias a sus vitaminas del complejo B y a su contenido de antioxidantes, que empoderan tus células.
Ya ven ladies, la miel es más barata que los geles, más rica que los batidos y lo mejor de todo ¡natural! Yo que ustedes, iría a probarla.