Cuando en Ladyrun me pidieron que escribiera cómo nadar me ha ayudado como corredora lo primero que pensé fue: “¡por qué si me carga nadar!” La verdad es que me meto al agua solo porque es parte del entrenamiento del triatlón, pero si pudiera evadir esta responsabilidad por completo, lo haría feliz. De hecho, me escapo de ir a nadar cada vez que hay una excusa medianamente válida para hacerlo.
Pero a pesar de todo, el nado es un excelente complemento para los runners. Hay harta evidencia y estudios en relación a los beneficios que tiene la natación. En lo personal, les cuento para qué me ha ayudado y en qué lo he notado:
Menos lesiones. Yo soy de esas runners que siempre tiene alguna molestia (tibial posterior, anterior, banda, glúteo, etc.) Ahora, como reemplazo algunos entrenamientos de running por entrenamientos en el agua, me lesiono menos y tengo menos molestias (y sigo entrenando). La natación no tiene impacto sobre las articulaciones y es menos ‘invasiva’ que correr.
Mejorar capacidad aeróbica. Al nadar, ejercitamos los músculos que inyectan y extraen aire de nuestros pulmones. Después de un tiempo de estar nadando, me di cuenta que mi capacidad cardiopulmonar había mejorado. Claro, esto no es hasta el infinito y más allá. Al principio, noté la diferencia, pero luego como que me ‘estanqué’.
Más músculos. Con la natación ejercitamos mucho la musculatura de los brazos, y eso me ha ayudado cuando corro, sobretodo en la pista y en subidas . Mi coach siempre dice que los brazos también corren, y la natación ayuda a tener más fuerza en los brazos y a usarlos de manera más eficiente y coordinada al correr.
Más resistencia mental. La natación, cuando se hace harto pateo, luego vas a correr con algo de fatiga en las piernas, y eso es bueno porque te prepara para los momentos difíciles de las carreras, cuando ya estás cansada. En el fondo, tienes una sensación de agotamiento que ya conoces y sabes que puedes seguir corriendo!
Lo más importante, la natación me ha servido para confirmar que ¡me encanta correr!