No cambiarte la ropa. Llegas a tu casa, te das mil vueltas, te preparas el desayuno y luego de varios minutos recién te das cuenta que sigues con la ropa deportiva puesta, que además ya se secó. Muy mal. Siempre tienes que cambiar tu ropa a penas puedas, así evitas resfriarte o agarrar una infección, causada por la transpiración.
Echarte a dormir. Si llegas cansado, la cama o el sillón de tu casa te llaman a lanzarte encima y descansar un rato. Pero luego de un entrenamiento, debes seguir con tus músculos en movimiento, así evitarás sufrir lesiones.
No elongar. Sobre el mismo punto anterior, luego de correr es necesario que elogues. Aunque a veces nos gustaría evitar este paso, es la manera en que relajas tus músculos, que han estado sometidos a una carga extra, y a largo plazo evitarás lesiones.
Saltarte la comida. Después de entrenar se come. Esa es una gran máxima de Ladyrun. Luego de un entrenamiento necesitas reponer la energía consumida con algo de carbohidratos, proteínas y grasas saludables. Si tienes poco tiempo, siempre podrás tener en tu cartera una barrita o preparar un pan para comerlo en el camino.
Tomar bebidas energéticas. El agua es la mejor forma de hidratación y puedes reemplazarlo por té o aguas de hierbas. Pero si tomas bebidas energéticas, que generalmente contienen estimulantes como cafeína, taurina, azúcar, éstos podrán agitarte más de la cuenta. Un efecto que no queremos después de entrenar.
No dormir bien. Ya lo hemos comentado en Ladyrun: el descanso es parte del entrenamiento, ya que tus tejidos musculares se necesitan reponer y para eso, tienes que darle al menos siete u ocho horas de sueño, para que rindan como tú esperas.