Soy una winelover, y también una runnerlover. ¿Es posible encontrar un punto de equilibrio entre ambos puntos running y vino? Cada vez que se aproxima una carrera ‘con medalla’, dejo de tomarlo al menos unos 4 días antes. Es como una especie de detox para enfrentar los kilómetros de la mejor manera.
Pero a veces cuesta. Hay comidas de trabajo, cumpleaños y salidas en la semana donde es difícil decir que no.
El consumo moderado de vino – que se traduce en 1 copa al día – es beneficioso para la salud, y sobre todo para el sistema cardiovascular. Pero no nos veamos la suerte entre gitanos. ¿Alguien se toma sólo 1?
Y es ahí donde vienen los daños colaterales, ya que nuestro rendimiento disminuye, y también la fuerza y la potencia del ejercicio.
Carolina Vera, médico cirujano con Magíster en Nutrición, nos explica las consecuencias de mezclar running y vino:
Metabólicas: Interfiere en el metabolismo de los hidratos de carbono y lípidos, desde donde se obtiene energía para que nuestro organismo funcione impecable. También inhibe la producción hepática de glucosa, mecanismo de defensa cuando no hay suficiente energía, lo que podría desencadenar episodios de hipoglicemias o bajas de azúcar.
Cardiovasculares: El alcohol es un vasodilatador períférico – de los vasos sanguíneos capilares más externos – , por lo que desencadena una serie de situaciones tales como deshidratación, hipotensión y luego una adaptación errónea cardiovascular y disminución del consumo de oxígeno, entre otras.
Termorreguladoras: Se altera la regulación de la temperatura a nivel del sistema nervioso central. Nuestro cuerpo no logra controlar la temperatura cuando hace mucho frío o calor.
Neuromusculares: Al haber un aumento en la pérdida de vitaminas y minerales por la deshidratación que se produce, aparecen consecuencias a nivel de tejidos, como mayor fatiga muscular y posibilidad de lesiones.
Para Carolina, si uno tiene una carrera el domingo, por ejemplo, recomienda sacar de la dieta el alcohol al menos 72 horas antes, donde se debe iniciar sí o sí el período de hidratación.
Si pese a todos estos puntos aún te cuesta mucho dejarlo y restarte de un brindis, hay disponibles en el mercado vinos desalcoholizados, que conservan el color, textura, aromas y sabores, pero que sólo tienen 0,5% de alcohol. Son más livianos, con menos calorías y “sin caña”.