Es verdad que ‘el hambre’ después de correr ataca. Esos desayunos maravillosos luego de madrugar para entrenar deben ser mi momento favorito del día. Ahí es cuando literalmente la marraqueta se siente más crujiente. El problema es que muchas veces ese delicioso premio post entrenamiento se me va de las manos, y termino comiendo más de la cuenta.
Pero de los kilos extra se aprende, así que he trabajado mi debilidad glotona post trote, y acá les comparto algunos consejos prácticos para no irse al chancho luego de entrenar.
- Aleja las tentaciones. Es mi técnica más efectiva y mi consejo número uno. Hasta ahora no hay nada que me funcione más que no tener tentaciones en mi casa. Me conozco y sé que con hambre mando al olvido el control y la alimentación sana (que tire la primera piedra a la que no se le pasó la mano alguna vez con un Sahne Nuss…), por eso derechamente no tengo pecados gordos. Obvio que me doy mis gustitos, pero en esos casos compro puntualmente. Porque para mí, así como dicen que la ocasión hace al ladrón, la tentación hace al glotón.
- Programa tus comidas post entrenamiento. Improvisar lo que vamos a comer también es una vía para caer en algunos excesos. Aunque no hay que ponerse fanáticas, en general les aconsejo programar sus comidas, sin importar el horario. Organizar el menú diario, evitará caer en tentaciones de última hora y comer de más. Por ejemplo, con el tiempo he aprendido a llevar colaciones saludables al trabajo los días que entreno AM, porque sé que tendré más hambre. Así no sucumbo ante el temido carrito… y de paso, ahorro.
- Se inteligente con lo que comes.Es uno de mis consejos favoritos, porque me devolvió el alma al cuerpo mientras intentaba bajar de peso. Aprender a elegir alimentos adecuados, ricos y sanos, te permitirá disfrutar de comidas deliciosas y cero aburridas. Por ejemplo, mis desayunos favoritos tienen huevitos pochados, palta, pan de multigranos, yogurt con granola, etc. La clave está en optar por alimentos contundentes, no necesariamente ‘light’, pero sí saludables (visita nuestra sección Salud y Nutrición, Recetaspara descubrir recetas riquísimas y fáciles).
- Cuenta las calorías. Es el consejo más aburrido, pero de los más efectivos. Me gustaría decirle que las calorías no importan, pero ¡sí! La ecuación es simple: consumir más de lo que gastamos, inevitablemente se traducirá en un aumento de peso. Así que llevar una noción, al menos tentativa de las calorías consumidas en el día es una muy buena medida para ponerle freno de mano a los excesos en la dieta.
- ¡Toma líquidos!Esta técnica es infalible, sobre todo cuando estoy en la oficina. Tener siempre una botella de agua a mano, y el tazón XL de café o té, son fundamentales para no comer de más, y calmar el hambre voraz que a veces nos ataca.5