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Desmitificando el ácido láctico

Injustamente culpado como el causante de los dolores musculares post entrenamiento o competencias, acá revisamos los mitos y verdades del ácido láctico.

Entrenaste, competiste, lo diste todo y al día siguiente cuando abres tus ojitos y te dispones levantarte… ¡¡¡OUCH!!! Todo duele; lavarte el pelo, subir las escaleras del metro, bajarte del auto, abrocharte los zapatos, cada cosa es un pequeño gran desafío. Y ni hablar del día siguiente, ¡peor! Aunque muchas atribuimos injustamente ese dolor al ácido láctico, poco tiene que ver, y el kinesiólogo de KMP Renzo Nordio nos explica por qué.

“El ácido láctico o lactato es un producto de desecho que se crea cuando el glucógeno comienza a ser utilizado por los músculos como fuente energética al realizar actividades aeróbicas como el running”, dice Renzo. Y agrega: “Su efecto, a pesar de lo que se cree habitualmente, es otorgar más energía para una mejor contracción muscular. Cuando el músculo comienza a utilizar el glucógeno, se crea ácido láctico que se acumula y comienza a acidificar el pH. Cuando los tejidos no son capaces de soportar tanta acidez, el lactato se va hacia la sangre para que pueda ser procesado en el hígado y almacenado ahí para luego ser utilizado como reserva energética para la contracción muscular”.

En términos fisiológicos, el ácido láctico es marcador de intensidad de ejercicio, y no produce dolor corporal. Lo que provoca esa sensación es la “acidez” muscular y la ruptura de fibras musculares con cada esfuerzo del tejido. “A este dolor se le conoce como DOMS (delayed onset muscle soreness) o dolor muscular tardío”, explica Renzo.

¿Cómo evitarlo? En caso de recién haber competido se recomiendan las piscinas en frío, masaje y elongación (en el caso de las piscinas, aunque la sensación es bastante dolorosa, les aseguro que vale la pena pasar unos segundos ahí). Pero si ya estás con dolor muscular tardío, es recomendable realizar un trote regenerativo, elongación e incluso masaje deportivo para disminuir la sensación dolorosa.

La buena noticia es que el DOMS va disminuyendo a medida que el cuerpo se va adaptando a las nuevas intensidades de cada entrenamiento. Así que ya saben ladies, nada de entregarse a la flojera hasta que pase el dolor, que la forma más efectiva de hacerle frente es entrenando non-stop.

por

Periodista, valdiviana y fanática del sur de Chile. Corro porque me hace feliz, y mucho más si es escuchando reggeaton.

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