¿Qué es la periostitis tibial y cuáles son sus síntomas?

La periostitis tibial es un cuadro de dolor en la pierna, típicamente en la cara medial de la tibia y comúnmente relacionada a la actividad deportiva, siendo el running una actividad frecuente entre deportistas que la sufren. Si bien es un cuadro común, es importante diferenciarlo de otros que también dan dolor en la pierna relacionado con la actividad física, como la fractura por stress de la tibia o el síndrome compartimental crónico.

¿Qué lo causa y por qué es tan común entre corredoras?

No se sabe su causa exacta, pero una de las teorías más aceptadas tiene relación con una sobre tracción de la musculatura posterior de la pierna sobre el periostio de la tibia, que es una membrana que recubre el hueso, generando un cuadro inflamatorio local y que exacerba sus síntomas ante la actividad. Entre las corredoras es un cuadro de frecuente ocurrencia, probablemente debido a la mayor actividad muscular en la pierna y sobrecarga de las mismas estructuras.

Factores de riesgos: distancia más largas, intensidad mayor y ser mujer…

“Existen varios factores de riesgo asociado a una periostitis tibial, dentro de los cuales se encuentran el hecho de correr largas distancias o a intensidades mayores. Comúnmente lo vemos en pacientes que han hecho un cambio reciente en intensidad o distancia, por ejemplo, entrenando para una carrera de manera más intensa. Otros factores de riesgo asociados a esta condición son el hecho de ser mujer, tener un IMC mayor a 21 o corredores que están comenzando, probablemente relacionado con una inadecuada técnica de running”, explica el traumatólogo del Centro de Tobillo y Pie de Clínica Universidad de los Andes.

¿Cómo podemos prevenir la periostitis tibial?

• Mantén un peso adecuado.
• Haz un buen acondicionamiento físico.
• Entrena una técnica de running adecuada.
• Usa plantillas en caso de que tengas alguna alteración en el eje del pie (como el pie plano).
• Si harás carreras de fondo, es importante que avances de manera progresiva hasta alcanzar la distancia deseada.

¿Cómo se trata esta lesión?

Lo primero es determinar qué factores pueden tener un rol importante en el desarrollo de la patología en cada paciente. En caso de haber deformidades corregibles, como pie plano, el uso de plantillas puede ser de utilidad. También la baja de peso de tener si la persona tiene un IMC aumentado. La disminución de intensidad y, en algunos casos, el reposo deportivo a veces es necesario para cortar el “círculo vicioso” de dolor. El frío local y analgésicos orales son de utilidad también. En algunos casos se requieren técnicas de kinesiología con ejercicios y otros métodos como ondas de choque. En suma, existen diversas estrategias que luego de una evaluación acuciosa tienen que ser específicas para cada paciente.