Hace 22 años la isla de Maui ( isla del archipiélago de Hawái) el escenario del campeonato mundial de cross triatlón X terra, una versión offroad del triatlón convencional. El deporte es el mismo, sólo cambia la superficie donde se compite. En este caso son 1.500 metros de nado en mar abierto, 30 km de bicicleta de montaña y 10 k de trote por cerros y playa. Este año por primera vez se realizó una de esas carreras en Chile la que repartió cupos a los primeros de cada categoría para participar en el mundial de la especialidad. Así se conformó una delegación de 14 chilenos que viajamos hasta Hawaii a fines de octubre para ser parte de esta cita mundialista.
El destino ya era una ilusión en sí, y viajar para participar en una de estas carreras, era doblemente estimulante. Me fui con muchas expectativas, no tanto de los resultados deportivos, sino más bien de aprovechar la oportunidad que significaba poder hacer esto que me apasiona (el triatlón) en uno de los lugares más bonitos del planeta y con los mejores del mundo. Y la verdad es que no me defraudó.
No tengo mucha experiencia en estas carreras, por lo que iba un poco nerviosa, sobre todo porque días antes a que llegara se desató la peor tormenta que la isla había tenido en 40 años, lo que hacía que el terreno de la bicicleta estuviera con mucho barro y en muy malas condiciones. Un circuito en MTB cambia mucho si hay barro o no, y yo había escuchado que el año anterior había sido muy difícil por eso mismo. Pero finalmente esos temores se fueron ya que después de un gran temporal, vinieron los días de sol que permitieron secar el circuito y dejarlo en condiciones perfectas.
Durante los días previos a la carrera tuvimos la oportunidad de conocer la playa donde nadaríamos, el circuito del trote y solo unos pocos kilómetros del mtb. La verdad es que toda la previa: probar los speedsuit para el nado (traje sin mangas que se usa para estas carreras en vez del de neoprén por la temperatura del agua), practicar cómo entrar y salir del agua con olas que a veces superaban los dos metros, y recorrer el sector de la transición, ya era un panorama en sí. El escenario para todo esto fue el hotel Ritz-Carlton ubicado en Kapalúa, en la parte noroeste de la isla de Maui, en una de las reservas naturales más grandes de Hawaii. Este lugar es uno de los principales destinos turísticos de la zona por sus playas de arena blanca, santuarios marinos y entorno natural.
De la carrera puedo decir que, a pesar que siempre me dicen que el triatlón es sólo un deporte, en este Xterra sentí como si estuviese enfrentando tres completamente distintos. Cada disciplina presentaba un desafío específico y único, lo que me obligó a concentrarme mucho en cada uno de ellos. La natación tenía la particularidad de ser en una playa que habitualmente se hace surf, por ende las olas fueron el máximo reto a vencer. Había que entrar y salir del agua en dos oportunidades por el diseño del circuito, por lo que las probabilidades de salir en medio de una gran ola y que te revolcara, eran hartas. Y bueno… así salí de la primera vuelta, un poco mareada y con arena por todos lados, pero nada que no permitiera enfrentar la segunda aún con más ganas y concentración.
La bici es siempre la sección más larga de un triatlón y es donde tienes que comer e hidratarte mejor. A diferencia de un triatlón convencional, acá no había minuto para sacar las manos del manubrio y comer algo, por eso decidí llevar un camelback con Vitargo, (carbohidrato disuelto en agua) que me permitió cumplir con la nutrición planificada. Fueron 30 k con 1.000 metros de desnivel. El circuito iba por húmedos bosques con senderos angostos de hartas curvas y muy cerradas para llegar a unas planicies más abiertas en la parte alta de los cerros con campos de caña de azúcar que iban delimitando la ruta. La última parte del circuito es la que más disfruté, casi 5 kilómetros de bajada por un camino sombrío, muy bien trabajado, con peraltes en las curvas, rápido para el descenso. La parte del trote lo disfruté al máximo. Fueron 10km de subidas y bajadas por el bosque húmedo con raíces y troncos muy resbalosos, para luego llegar a la playa y correr los últimos metros en la arena por el mismo lugar donde horas antes habíamos comenzado. Terminé la carrera en 3 horas y 56 minutos y salí séptima en mi categoría, toda una sorpresa pensando en la poca práctica que tengo en este tipo de circuitos.
Correr un Xterra en Maui es como pedalear en Italia, es una experiencia única. Ahí se conjugan varios elementos que hacen que la experiencia Xterra se viva al máximo: un lugar privilegiado por su geografía, vegetación exuberante, playas paradisiacas y un clima tropical que mezcla lluvia, viento y sol perfectamente. A eso se le suma un ambiente relajado y festivo que contagia a cada uno que llega a la isla. Vuelvo a Chile feliz por la oportunidad de haber participado en este mundial, pero más feliz aún por haber disfrutado y vivido al máximo está experiencia Xterra.
Aprovecho de agradecer a quienes me han permitido cumplir con mis sueños y desafíos deportivos este año: Salming, Taymory, Squeezy, Vitargo y Bikram Yoga Las Condes.
Por Cecilia Valdés, triatleta.